por:

FABIO GAMBARO


Desde que me dieion el Nobel, ya no me animo a trabajar. Perdí toda tranquililidad: demasiados compromisos, eritrevistas, viajes. ‘ Al principio me gustó la fama; uno se siente halagado, pero después se convierte en un calvario”.
Esta entrevista a Gao Xíngjian, que tiene 61 años y ganó —hace casi un año ya— el Premio Nóbel de Literatura, empieza con un desahogo. Novelista, ensayista, dramaturgo y pintor, el escritor chino que vive en Francia desde hace casi quince años es un artista versátil, un hombre suaves’ agradable que hasta el otoño pasado sólo ser conocido por un reducido grupo de lectores y que vivía sobre todo de la pintura. El Nóbel lo proyectó al plano internacional de la noche a la mañana. Hoy sus cuadros se venden mucho más, el público corre a ver sus obras de teatro y sus libros se están traduciendo en todo el mundo.
Antes de la publicación en Italia de sus dos principales novelas, La montaña del alma y El libro de un hombre solo, Rizzoli publica en estos días una selección de relatos, Una caña de pescar para mi abuelo, y un ensayo titulado Otra estética. Francia, por su parte, siempre prestó mucha atención a su trabajo. “Venir a París», dice, “fue la mejor decisión que tomé en la vida. Es una ciudad que está abierta a todo lo nuevo. Algún día voy a escribir una novela sobre ella”.
¿No extraña China?, le pregunto. “No, ya pertenece al pasado. Ahora mi vida es distinta- Es verdad que tengo una China cultural y espiritual que es ‘mía’, pero la China real ya no me interesa. No siento nostalgia y no tengo deseos devolver. Y si  los tuviera, no podría, ya que las autoridades chinas me marginaron y mis obras
están prohibidas”.
- ¿como reaccionaron ante su Nobel?
- En verdad, no me interesa saberlo. Es asunto de ellos. —
—Es  difícil abandonar su país y enfrentar la experiencia del exilio?
—Si usted hubiera conocido la dictadura maoísta, no me haría esa pregunta. Para alguien que vivió una experiencia como esa, el exilio no es un sufrimiento, sino una liberación. Yo me fui de China sin ninguna tristeza. Ahora vivo el presente y, a pesar de haber obtenido la nacionalidad francesa hace ya algunos años, me considero un ciudadano sin fronteras. Lo único que me une a China es la cultura, una cultura  de la cual estoy impregnado porque nací antes del comunismo y. por lo tanto, pude conocer nuestra gran cultura clásica.
—Cuando usted todavía vivía en China, sin embargo, sus obras fueron considera das demasiado vanguardistas...
—Yo sólo traté d introducir en nuestra literatura algunas ideas de la cultura occidental moderna. Las acusaciones que se me hicieron fueron 61eÍ un pretexto para censurarme, producto de una actitud stalinista que se vale de fórmulas preconcebidas para atacar todo aquello que no coincide con sus normas. En realidad, mis obras no eran tan vanguardistas, pero ya me habían endilgado esa etiqueta. Para las autoridades chinas la modernidad era de cadente, reaccionaria y burguesa. Era un crimen; constituía una acusación que no admitía réplica. Se trataba, en definitiva, de la práctica habitual de la censura, que yo ya había conocido en el pasado. En mi juventud, de hecho, había escrito varias novelas y obras de teatro que luego til’ve que quemar a causa de la represión. Después de eso, me mandaron cinco años a reeducarme al campo, lo cual, en realidad, no era sino un castigo. Durante esos años, sin embargo, seguí escribiendo en secreto. Para mí escribir era una manera de sentir me vivo, de escapar a la soledad y el aislamiento, de resistir, construyéndome poco a poco un mundo interior en oposición al totalitarismo de la ideología oficial; Escribir era una forma de sobrevivir.
— se publicaron sus primeras obras en China?
—A fines de los años setenta, después de la muerte de Mao, cuando hubo una f da apertura del régimen. En ese momento, se publicaron ensayos y cuentos, y algunas de mis piezas se representaron en el teatro. Pero también esos trabajos, que eran producto de la autocensura, fueron considerados demasiado originales y rápidamente censurados. Así las cosas, segun escribiendo sólo para mi y pan algunos amigos, sin pensar ya en publicar. Cuando tuve la oportunidad de trasladarme a Europa, la aproveché de inmediato. Pero fue sólo después de los episodio de Tia nanmen que tomé la decisión de no volver nunca.
— piensa de la situación actual en China? •
—En los últimos años hubo cierta apertura en el plano económico. La gente es menos pobre y tiene más bienes de consumo- Pero la estructura política del régimen no cambió y, en el plano cultural, las cosas están incluso peor que en el pasado. El control y la represión aumentaron. De todas modos, China ya es algo lejano para mí. Lo que tenía que decir sobre China ya lo escribí en mis novelas. Conté mi experiencia en China en La montaña del alma y en El libro de un hombre solo; y de esa manera  me liberé. Ya di vuelta la página.
—Una caña de pescar para mi abuelo es el primer trabajo suyo que se tradujo -al italiano. ¿Cuál es el elemento unificador de estos relatos que escribió en la década del ochenta? -
—Tal vez el elemento común sea la conciencia de la fragilidad humana.
Personalmente, soy muy sensible a la fragilidad del individuo. En China, el individuo siempre
queda aplastado ante la inmensa fuerza del poder y la masa impresionante de la población. El individuo se siente débil y sólo puede aferrarse al pensamiento para me. No es casual que haya apreciado tanto El elogio de la higa, de Henil Laborit. El arte es una experiencia espiritual desvin culada de la vida material y del mercado. Siempre nace de una necesidad estética interior. El público y el mercado vienen después. Y lo mismo vale para la pintura. la literatura y el teatro.
—Su última obra de teatro se centra en el budismo zen. ¿Por qué?
—Así es. la nieve de agosto está inspira da en la vida del fundador del budismo zen en la China del siglo VIII. Yo no soy budista, pero me interesa mucho el espíritu zen, su capacidad de aislarse y de alcanzar el bienestar interior, su intento de vivir con serenidad y equilibrio para estar bien consigo mismo y con los demás. Es una actitud que yo quise transmitir en mis libros y que traté de poner en práctica en mi vida cotidiana. El espíritu zen implica un modo de vivir que éscapa al totalitarismo político, pero también al dominio de la sociedad de consumo. Es un modo de te ner una interioridad libre.
-En la actualidad, en Occidente se habla mucho de la cultura zen y de la cultura
oriental en general. ¿Qué piensa al respecto?
—Se trata de una moda un poco superficial. El espíritu ¿en es complejo y profundo, pero en Europa se lo convierte en un mero slogan publicitario. De todas formas, esta moda indica cierta actitud de simpatía y de curiosidad por lo oriental, y eso es positivo. También es un aspecto de la reali dad en la cual vivimos actualmente. Las fronteras culturales ya no existen y podemos conocer otras culturas con mucha facilidad. En lo personal, me complace vivir en este mundo mestizo, del que creo ser un ejemplo, ya que yo soy chino y francés, oriental y occidental. En mi conviven dos culturas .

origen de datos: (clarin. 2001. Traducción de Cecilia Beltramo

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PERFIL

estandarte de la libertad

Gao Xingjan  en China en 1940 y vivé exilado en Paris desde 1987 Fue el primer  escritor chino en ganar el Premio Nobel de Literatura  y hasta que;la Academia Sueca se le  concedió en octubre del año pasado vivía casi olvidado gozando de la tranquilidad del arte disidente que ha logrado escapar de la persecución ideológica  Novelista, poeta dramaturgo director de teatro y pintor es un creador  multiple Esa variedad de habilidades se vuelve evidente en sus novelas, El libro de un hombre solo y  en especial que incluyen le yendas, poemas y tradiciones.
Para el gobierno de China Gao Xingjian es un  enemigo político  de consideración: en 1938 su pieza  teatral La parada fue calificado por las autoridades como “el texto más pernicioso que se haya publicado desde la creación de la Republica Popular”. Esa obra mezclaba el tradicional teatro chino  con el nihilismo del occidental teatro del absurdo
La montaña del alma, su novela consagratoria recientemente traducida al castellano es un viaje por partida doble Por un lado es la marcha del narrador* por el presente de China acosado por el pasado Tambien es un intento por buscar una identidad fragmentada por ese permanente  acoso, hacia una postergada,y anhelada libertad.
resistir, pero siempre con la conciencia de la propia fragilidad. Por eso la fragilidad siempre está presente de diversas mane ras en estos relatos.
—Que también son muy heterogéneos en el plano estilístico...
—Es verdad, pero toda la vida traté de buscar soluciones distintas para escapar a todo tipo de hábitos, a toda dasilicación y a toda obligación. Siempre trato de cam biar. Por eso en mis novelas alterno mo- Mentos de realismo con otros fuertemente oníricos, momentos poéticos y momentos filosóficos. También en el teatro seguí dis tintas vías- Algunas de mis quince obras son más modernas; otras son más clási cas. No adscribo a ninguna escuela. Soy un escritor solitario e individualista. En el pasado sufrí la colectivización forzosa y, desde ese entonces, siempre tuve necesidad de huir, de alejarme, de no encasillar-


 

GAO XINGJIAN