su voz finita cantando "Déjame, o quiero que me beses» en Besos brujos, la mítica y nunca confirmada cachetada en la cara de Evita... Toda la leyenda, la historia, volvió a ser contada el martes 12 cuando murió Libertad Lamarque, la novia de América. Instalada hacía ocho años en México (antes vivió en Míamí), una neumonía la obligó a suspender el trabajo en la remake de la telenovela Papá corazón. Tenía 92 años. 0, tal vez, algunos más. Por su coquetería, no resulta extraña la versión que indica que se quitaba algo de edad. Fue una de las más gran­des cantantes de tango, a pesar de su voz aguda, no muy habitual en la música porteña. Pero también fue la actriz que hizo llorar a más de una generación. En casi todas sus películas había que sentarse frente a la pantalla con un pañue­lo a mano. Su vasta trayectoria le permitió ser reconocida no sólo en América latina sino también en Europa y en los Estados Unidos. Filmó , a 60 películas y grabó más de 800 discos en la Argen­tina, México y Cuba. En justamente, donde la bautizaron como la novia de América. Sin parar. Nacida un 24 de no viembre, en la ciudad santafesina de Rosario, a los 18 años ya había recorrido un camino que a muchos otros les llevaría bastante tiempo más transitar. Debutó profesionalmente en teatro y en radio, grabó su primer disco, se casó y nació su única hija, Mirtha De Luca. Hija de una gallega y un uruguayo, vino a Buenos Aires para probar suerte vaya si la tuvo. Ganó el primer premio en un concurso de canto realizado en el Teatro Colón, con los tangos La Cumparsita y Taconeando. Mientras tanto, su carrera tanguera se iba alternando con la de actriz. Libertad fue quien protagonizó ‑J unto a Tita Merello Tango, el primer film sonoro producido en la Argentina. Después de varios años, llegó el primer obstáculo en su vida: la sepa ración de Emilio Romero, el apuntador de teatro con el que se había casado. Pero muy pronto rehizo su vida con el talentoso pianista Alfredo Malerba. Con su vida afectiva restablecida, la protagonista de Besos Brujos y Madre­ selva llegó a filmar hasta cuatro películas por año. Pero una escena con una compañera le marcó el exilio definitivo. Esa actriz era María Eva Duarte, quien tiempo después se convertiría en la esposa de Juan Domingo Perón. Ocurrió durante la filmación de La Cabalgata del Circo, dirigida por Mario Soffici. La estrella era Libertad; María Eva, sólo una actriz secundaria. Exigente y estricta con la puntualidad, Lamarque no soportaba las tardanzas en el set de la por entonces novia de Perón. Hubo fuertes discusiones entre ellas y, aunque la actriz siempre lo desmintió, en ese epi­sodio, dicen, le habría propinado la histórica cachetada a Evita. Una vez resuelto el conflicto, la película siguió su curso, pero Lamarque no recibió nunca más una oferta de trabajo.

Fortaleza

Sin perspectivas de cambio, la actriz y cantante partió en 1948 hacia el país que más alegrías le dio en su carrera. Fue en México donde tuvo la enorme dicha de filmar Gran Casino, junto a Jorge Negrete, con la dirección M español Luis Buñuel. "En el momento de mi urgente partida de la Argentina, alguien me dijo que no fuera tonta, que no les diera el gusto de verme llorar, contó Lamarque. Y, dicen, no derramó una lágrima. Parecía frágil, pero no lo era. Tenía el coraje y la fortaleza suficientes como para seguir trabajando con más de 90 años. En Miami, donde vivió un tiempo, fue aclamada por su participación en La Usurpadora, la telenovela mexicana que se emitió en 1999 por la cadena his­pana Univisión, de los Es­tados Unidos. Ese año, la  actriz rechazó la oferta de trabajar en Roza linda, junto a Thalía y Fernando Carrillo, por la gran canti­dad de horas que le de mandaba la grabación de la otra tira. '"En mi vocabulario no entra la frase' no puedo, no tengo ganas'. No conozco el significado de estar sin ganas decía la estrella, Voy a continuar trabajando mientras mi pulso me siga permitiendo maquillarme sola." Pero le falló el pulso: el 12 de diciembre su corazón le dijo basta.

 

 origen de datos:Mónica Soraci :revista luna