GUILLERMO CABRERA INFANTE

LIBROS Y EXILIOS

FRAGMENTO PURO HUMO

las lonsdades son para la eternidad

IGUILLERMO ‑CABRERA INFANTE

 

Todo comenzó con una petición de una revista americana que nunca cumplí. Me pedían 14 folios sobre el tabaco y escribí 45. Por supuesto no se publicó mi artículo ni los folios. Fue entonces que mi agente americano me propuso que escribiera algo más hasta completar una suerte de folleto ilustrado. Escribí 300 páginas y el folleto se convirtió. en mi primer libro escrito en inglés. El título, Hoy Smoke, era una exclamación ­corriente en boca de los más diversos actores como  Bari Grant que lo esperaba como nadie. Venía de un juramen­to, Holy Moses, hasta que la censura deci­dió que no se podía usa¡ el nombre de Moisés en vano aunque fuera llamándolo­ santo. Alguien versado más en la censura que en teología propuso una sustitución ,fonética, Holy Smoke, que sonaría, vaga­mente es verdad, como el juramento inter­dicto. Lo escogí como título porque aludía, vagamente también, al tabaco y fumarlo. El título español vendría a ser más legíti­mo porque pasaba de una mención parodica a un verdadero retruécano: puro es como los españoles llaman al cigarro habano anunciado como un "puro de mar­ca". Mi marca era pues alusión y calem­bour y una exaltada‑paronomasia. El libro en inglés se publicó en 1985, primero en Londres y después en Nueva York, un estandarte, porque entonces, junto entonces, comenzaba la última batida contra el tabaco y fumar, que se había iniciado nada menos  que a comienzos del siglo XVII. Fue casi un  edicto real contra el tabaco en forma de folleto llamado A Counterblast to tabaco  .Aquí la palabra counterblast como contrataque implica que ya se fumaba en el reino de Jaime I. Tanto que fue el Rey el autor (anónimo) de la inflamada, que viene de llama,invicta.En todo caso fue el rey que mando a decapitar a Sir Walter Raleigh,el primer fumador de pipa del reino de Isabel I , a quien raleigh  divertia hasta en la pronunciación de su nombre.Pero durante el reinado de Isabel fue asesinado Christopher Marlone aquel que dijo” a los que no les gusta  ni el tabaco  ni los muchachos ,es un tinto torpe”la cuchillada fue tan intima que el puñal le entro por un ojo que guiñaba ante cada declaración, como si fuera siempre de amor  y no de burla. La  segunda vez  que el libro fue publicado en nueva york fue en 1997, cuando la furia antitabaco se tropezó con el avance feminista: ahora las mujeres, sobre todas las mas jóvenes ,fumaban en la calle  y bajo los rascacielos. Acorde con el tiempo cíclico la nueva  salida del libro  se celebro en un club de fumadores, en medio de Maniatan, en el conocido numero 666 dé la quinta avenida aunque fue su  segundo advenimiento . Poco después, como un eco de humo. Faber y Faber de Londres publicaba un libro de humo de bolsillo. La traducción (hecha antes en alemán y en griego, dos idiomas ajenos) no podía esperar más. Ahora Puro humo, una versión para diversión más que una traducción, se publica en Madrid, la ciudad de Larra y de Lara. Una palabra o dos, antes de que se vayan` como ,diría  Otelo, el único héroe trágico de Shakespeare capaz de fumar puros, é¡ que era un impuro, tanto que al apuñalarse «al perro circunciso mató de esta suerte». Los enernígos de fumar, que quieren vernos echando humo como Hitler quería ver París antes de morir: "¿Arde París?", la ciudad convertida no en antorcha sino en puro como la Habana ardería como un habano. Se trata no sólo de divertir (eso lo hace cualquier puro por media hora o dos) sino de seguir' del tabaco, desde su descubrimiento Rodrigo de Xeres un día o dos después descubrir Colón a Cuba, sino la dudosa ladón del caballero europeo (de Xeres s lo fue, devino, divino de vino de Jerez). El libro cornienza con una escena de ,esa obra maestra de la parodia, La novia de Frankestein, en que el infame fumador Herí Doctoro Pretorius ve venir al monstruo y en vez de temor ofrece, como cualquier fumador, una apología al levantar su puro fumado a medias para decir: «Es mi único vicio". El puro, más que él cigarrillo o la pipa, echa humo y digresiones y diversiones hasta la página 320 cuando nadie menos que Cristóbal Colón le dice que no al cacique cubano que le ofrece un ur‑puro. Es aquí que termina la gesta y la digesta pero comienzan los testimonios de fumadores ilustres del folldore (y de Kipling, de Stevenson, de Dickens y de decenas más, hasta el soneto de Mallarmé exaltando al habano que tituló "Le Havanne pour un instant parfurn) no para exhibir mi erudición sino las voces que invoca y convoca el humor como otros tantos "espíritus armados» con su instrumento de fumar favorito. Aunque el libro es más que un texto un pretexto para mostrar, en mis pobres palabras, la relación entre fumar y esos revenants que aparecen convocados por la magia del cine, arte y parte de mi vida ‑y de la vida del siglo XX. Como ocurrió antes en inglés la traducción es un viaje al borde del idioma plagada como está de retruécanos y versiones y alusiones que es el autor no el lector quien las conoce mejor. Hay, además, una bocanada de asteriscos que llevan al anacronismo: Clinton echando a perder un puro con maniobras que se pueden llamar antitabaco, Brillat‑Savarin compartiendo mesa con Lezama Lima, notas al pie de página que no quieren ser eruditas, sino, como todo, el libro, divertidas: se trata más de un divertimento  ue del mal de Freud, que murió de un cáncer de quijada sin llegar a la carcajada. Es aquí que Alain Robbe‑Grillet propugna su axioma: "El paciente fuma cigarrillos, Freud fuma cigarros. “Viola tout” que esta contenido el libro:  eso es todo

LIBROS Y EXILIOS 
 TROPICO DEL INFANTE  
por
GONZALO AGUILA

 

Las ciudades del exilio son como fantasmas: etéreas e invisibles, ausente y a la vez presentes, sólo puede evocarse en la escritura o en las pesadillas El exiliado recorre todas las ciudades, pero mira siempre desde aquella que algún vez fue suya. ¿Hace falta decir que la ciudad invisible que asedia a Cabrera Infante  es La Habana, desde aquel día de 1965 e que la dejó? Desde entonces, el escrito cubano ha buscado ~"en otras ciudades, e esplendor que fuera La Habana". Narrador, guionista, crítico de cine y ensayista, Cabrera Infante llegó a la capita cubana en 1941, cuando tenía doce años Según cuenta la leyenda que el propio escritor hizo de su vida, ya *en ese momento(era un amante del cine, habiendo visto su primera película con solo un mes de edad La literatura, en cambio, vino un poco después, con un libro que rnodificó. su destino y que lo inició. en el arte de la escritura del amor y del humor: el Satiricón de Petronio. Sucede que Cabrera Infante, como Manuel Puig, pertenece a esa generación de escritores en los que la sala oscura de cine desplaza (aunque no anula) a los estantes de las bibliotecas. De hecho, duran­te la década del cincuenta Cabrera Infante fue conocido por sus cuentos pero  mucho más por las reseñas cinematográficas es­critas con el seudónimo de G. Caín (que, con la unión de las dos primeras sílabas de sus apellidos, rinde homenaje al autor de El cartero llama dos veces) y por lá célebre Cinemateca de Cuba que fundó en 1951 con sus amigos, entre los que se en­contraba Néstor Almendros, el futuro fotógrafo de Truffaut y Rolirner. A fines de la década del SO, Cabrera Infante participó clandestinamente en la resistencia contra el dictador Fulgencio Batista, escribió el libro de cuentos ‑más extraordinario sobre ese período (Así en la paz como en la guerra) y se integró al flamante gobierno revolucionario. Comenzó a dirigir el suplemento Lunes del diario Revolución (creado por su amigo y hoy también exiliado Carlos Franqui), que finalmente cerró sus puertas debido a los conflictos con el gobierno y a sus enfrentamientos con el Partido Comunista ­cubano, que acumulaba cada vez más poder. Luego de varios altercados, especialmente por la prohibición de un cortometraje sobre la noche habanera realizad0por su hermano Sabá, Cabrera infante fue enviado en 1962 como agregado cultural a Bruselas,, de donde regresó en 1965 para asistir al entierro de su madre. Esa vez encontró a la ciudad más triste que nunca y descubrió que ya nada lo unía al gobierno de Castro. Abandonó entonces su país iniciando así una vida de‑exiliado que lleva más de treinta años. El caso de Cabrera Infante significativo porque se trataba del primer escritor prestigioso que rompía con la Revolución después de haberla apoyado. Sin embargo  la noticia no provocó, polémica hasta. Que en 1968‑ el cubano  hizo declaraciones para el semanario Primera Plana, causando la indignacion de vanos intelectuales, entre ellos los argentinos David Viñas ,y Rodolfo walsh. Pero la razón de su exilio tenía una historia que no todos querían ver: la injerencia del aparato partidario comunista en las políticas culturales, dejaba en una posición muy débil al grupo que se aglutinaba alrededor del suplemento Lunes. Además, en su.célebre discurso conocido como "Palabras a los intelectuales", de 1961, Fidel Castro en persona avalaba la decisión de prohibir el filme de Sabá Infante. La respuesta de Cabrera Infante no se hizo esperar: su primera novela, Tres tristes tigres, que comienza‑a escribir en 1960 en Cuba y termina en 1967, muestra que no son indispensables el compromiso o la declamación para hacer una literatura crítica y que, en ciertas condiciones, el goce estético también sabe cuestionar los poderes establecidos. Cabrera Infante es uno de los pocos escritores latinoamericanos que, sien2 do un esteta consumado, descubrió e investigó las posibilidades críticas (políticas o sociales) de esta posición. Al tiempo de la historia, al que concibe como sucesivo y signado por la exclusión y la violencia, el escritor opone el tiempo del arte, en el que cada goce fugaz deja su huella inextinguible. Su tema no es tanto la memoria, sino el modo en que la memoria se despliega en la literatura y en el cine (y es desde esta perspectiva que hay que entender su obsesión por los juegos de palabras). La vida en, eL exilio no fue fácil: a fines dé los sesenta, ser un disidente cubano no tenía ningún glámour, y aunque el boom narrativo había ayudado a la difusión de su obra, Cabrera nunca se sintió cómodo en ese grupo de escritores estrellas: Inclúyanme afuera", respondió cuando le preguntaron cuál era su posición dentro del boom. Como casi todos los escritores latinoamericanos importantes de ese momento, Cabrera se fue primero a España pero más tarde eligió Londres, donde vive todavía con su esposa Miriam Gómez. Desde allí, escribió un libro de relatos sobre la violencia en la historia de Cuba (Vista del amanecer en el, trópico de 1974) y un conjunto de ensayos sobre Lewis Carroll, el swinging Londoño y Corín Tellado que reunió en  (1975). Después, publicó la miscelánea Exorcismos de esti1o (1976) y la novela La Habana para un infante difunto (1979) .Tres tristes tigres fue su libro más célebre porque renovaba la narrativa latinoamericana y participaba, con maestría Inigualable, de todos los mitos literarios de la época: experimentación con el lenguaje y con las formas narrativas, ruptura con los géneros, ataque a la representación realista y parodia de las instituciones literarias. Pero si esta novela pertenece al tiempo que la vio nacer, su otra gran novela, La Habana para un infante difunto, es, en cambio, una obra maestra de ‑la intimidad y de la memoria. En una ciudad de papel, asistimos a la educación del héroe, que conoce de golpe el cine, el seXo, la literatura, el amor, la música, la amistad. y la traición. En los ochenta, Cabrera escribió sus primeros textos en inglés: Infante's Inferios (traducción o reescritura de la Habana para un infante difunto) y, en 1985, Holy Smoke. Como Nabokov, con quien fue comparado por la crítica inglesa, Cabrera supo ser profeta en su segunda patria y en su segunda lengua, y conquistó el éxito con la ingeniosa historia de los cigarros. Virtuoso tanto en el castellano como en el inglés, Cabrera Infante es aún más que eso: su escritura explota las virtualidades de cada idioma que toca, llevando hasta el límite los juegos de palabras. Es como si quisiera acceder, mediante la violencia que ejerce sobre el lenguaje, a sus fuentes, a su impulso mágico, a la memoria de la que proceden las imágenes. Como todo gran humorista, es también un melancólico y esto se comprueba en lo que se entrevé en Holy Smoke: la pasión por el humo, por aquello que se desvanece y que .escritura intenta atrapar al vuelo. Ahora La Habana está cada vez más le­jos y el retorno sólo es posible a esa ciudad de papel que, como un arquitecto del tiempo, construyó en sus textos. Tal vez por eso, Cabrera Infante se ha convertido en los últimos años (en Delito por bailar el chachachá, Ella cantaba boleros, Mi música extremada) en un antólogo de sí mis­mo: se trata de escribir, una y otra vez, lo ya escrito; de evocar, no el amor, sino «el recuerdo del amor, es decir, la nostalgia». Una escritura hecha con la materia de tiempo, del cine, de las ciudades, del humo y de la ausencia. .  

FRAGMENTO PURO HUMO   

GUILLERMO CABRERA INFANTE

  1roucho con su puro hizo. a la comedia lo que el otro Marx con sus cherutas hizo a la economía: revolucionarla y, al hacerlo, destruir el orden, la jerarquía y las reglas. Todo está ahí en Das, Kapital y en Sopa de ganso (Duck Soup), una de las primeras películas de los Mam su primer intento de regar la anarquía absoluta por el mundo. En su segunda (o quinta) venida, Groutho trata de salvar a Freedonia para la Libertad o para Mrs. Teádale (o para ambas), aniquilando a todos (a ella antes) y el final es lo que se llama un Harpo End. Groucho consiguió todo esto gracias al apoyo (financiero o de otro ,tipo) de Margaret Dumont, que era como Engels pero sin la barba: judía, alta, bien nacida y rica. Ambos capitalistas echaron una mano y acabaron con el mal de Marx. A eso también se le llama, en ambos sentidos, la enfermedad del sueño. 0 la pesadilla Tse tse. Por favor tengan en cuenta que en la película Duck Soup, como en cualquier película de los hermanos Marx, lo único que Groucho, ama dé veras es su puro. Al menos besa y babosea a su vitola todo el tiempo, tanto 'durmiendo como dirimiendo con su rival, el embajador Trentino: un enviado enemigo en misión amiga. Curioso, Groucho abofetea a Trentino no porque este le haya hecho lances y avances de paz a Margaret Dumont sino porque lo llamó advenedizo insolente. Por cierto que, como sucede con Mrs. Thatcher, uno no puede llamar Maggie a Mrs. Dumont. Una de las facetas que adopta,(y no es un niño de cinco) el sabotaje a la ley y el orden en esta película ácrata es la de un puro. Cuando Trentino (Louis Calhem en el colmo de lo absurdo: un pudín diplomático) entrevista a sus así llamados espías, Chico y Harpo (en el colmo de la división y la diversión), el así llamado Chico corta el caro corona (¡por amor de Dios, Montresor, podría haber sido un habano!) de Trentino con un arma encubierta, unas a sucias tijeras suizas, Pero no sin antes tratar de prenderles fuego al puro y a su dueño con un soplete ‑en verdad una versión antigua del lanzallamas, un mechero de Bunsen vertical. (Véase encendedores y a encendidos). Todo lo que tiene que decir y Chico (Harpo no tiene nada que decir, como siempre) al contemplar el habano cortado a la medida de un cabo es: "Ese es un r buen cuarto de puro". (Con un acento que  podríamos llamar neopolitano). Mientras a tanto, el tercer hermano le hace el amor a o su manera (o sea, con retruécanos y palína dromos) a Mrs. Dumont de forma sucesiva pero no satisfactoria: una combustión devota del deseo y más tarde a la sofocante Carmen Torres, su pareja mexicana. s Después de usarla para encender su puro, y Groucho, que ahora ya es alguien, se dedica a darle plankton como dejaba plantada o a Thelma Todd en Pistoleros de agua dulce (Monkey Business). En este motín anterior, añadiendo chufla a lo que fuma (eso se llama flama), Groucho, totalmente vestido y con los zapatos sucios, está tirado en r la cama con su puro, mientras miss Todd o se pasea de arriba abajo por la habitación 1 con un atavío brillante y revelador que le 1 va (y le viene) de perillas. Ella estaba que  echaba humo, él seguía fumando y fumando y fumando. Por siempre jamás.

Los Lonsdales son para la eternidad.

  Así es como Pereman describe su primer encuentro con nuestros Marx: "Vestido con un chaqué honrado por el tiempo, con los ojos moviéndose juguetones tras sus gafas y con un perfecto sin encender entre los dientes, irrumpió Groucho". Por favor, adviertan "perfecto sin encender". Groucho podría ofenderse. Y se ofendió, ya que en apariencia hay una corrección en cierto modo: "Su (el de Groucho) corona enorme y sus gafas desentonaban con su vestimenta cava". Pero eso es culpa mía. Cada vez que veo a Groucho vistiendo algo naval, me da siempre por escribir caval. Disle3da, claro. 0 algo de la vista: todo, todo, menos cabal. Larga es la historia de la asociación entre el comediante y su puro. "Siempre he fumado puros", le dijo Groucho a Richard Anobile, miembro de su escuela de biógrafos: todos ellos serios y g'entiles y no fumadores. "Era conocido por fumar puros. Muchos comediantes fumaban puros, como George Bums". Thackeray, quien llamaba al tabaco «esa yerba buena", tiene algo que comentar acerca de los puros y la coordinación en El tabaco y los días. Los hombres buenos con... un puro en la boca, poseen grandes ventajas en la conversación. Puedes dejar de hablar, si así lo deseas ‑pero los silencios nunca resultan desagradables, si son seguidos por bocanadas de humo... el puro armoniza a la sociedad y, a un tiempo, al que había y al tema sobre el que conversa. No me cabe la menor duda de que es gracias al hábito del tabaco que... los indios americanos son hombres tan monstruosamente educados. «Nunca fumo puros buenos", afirma Burns en Hel‑lo 1 Must Be Going, una crónica marxiana. "Son demasiado fuertes para mí. Solo fumo aquellos puros, que caben en mi boquilla" ¡Un puro con boquilla! Eso, peor que un edema, es anatema. "No fumo puros domésticos". ¿Ha dicho puros dogmátícos? "Me encantan porque caben en mi boquilla .

     ORIGEN DE DATOS:CLARIN CULTURA 12/11/2000
POR GONZALO AGUILAR Y GUILLERMO CABRERA INFANTE

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puro humo

GUILLERMO CABRERA IMPORTE

MAX Y SU HABANO EL HUMO Y EL HUMOR

 

BOGART ES LA ENCARNACION DEL PERSONAJE MARGINAL CON EL CIGARRILLO EN LA BOCA