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EL MUNDO DE CLEOPATRA
A unque parezca mentira, por las venas de Cleopatra no corría ni una gota de sangre egipcia. La última reina de Egipto era descendiente de Ptolomeo Lagos, el general de Alejandro Magno que fundó la dinastía Lágida -o Ptolornea- de Egipto, la más duradera de su milenaria historia. En el 69 a.C., cuando nació Cleopatra VII, hacía más de dos siglos que su familia reinaba en Alejandría.
Los alejandrinos también conocían las consecuencias de los conflictos palaciegos que caracterizaron a la dinastía.
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MEDIACION ROMANA
Las costumbres de la monarquía lágida, que aprobaba el incesto real para mantener la pureza del linaje y la activa participación de las mujeres en el gobierno, provocaron continuas luchas por el acceso al trono de uno de los reinos más ricos de la Antigüedad.
En estas luchas dinásticas, la ambiciosa Roma se avino a mediar siempre entre los contendientes. Eso ocurrió cuando Ptolomeo XII Auletes, el padre de Cleopatra, reclamó la ayuda del Senado romano para recuperar el trono que le había usurpado su propia hija Berenice. Cuando Pompeyo, al que Auletes declaró protector del futuro heredero, se lo devolvió, el monarca ordenó asesinar a su hija. En este clima de intrigas constantes, crueldad y
asesinatos dinásticos, na-
ció y se crió la que sería última reina griega de Egipto:Cleopatra.
PASADO DE ESPLENDOR
Su antepasado, Ptolomeo I Soter (305-283 a.C.), fundador del Museo y la Biblioteca de Alejandría, había hecho de aquella ciudad la capital de un imperio que Cleopatra pretendía recuperar en competencia directa con Roma. Pero no sólo era la pasión por la cultura lo que distinguía a la estirpe de Ptolomeo.
LA REINA QUE EMPEZO A SEDUCIR A CESAR ENVUELTA
EN UNA ALFOMBRA
La lucha por el trono de Egipto volvió a repetirse tras la muerte del padre de Cleopatra (51 a.C.), Ptolomeo XII De un lado, estaban los partidarios de Ptolomeo XIII, su hermano de lo años. Del otro, ella que, con 17 años, era regente.
Sin embargo, los acontecimientos de la guerra civil romana, provocada por el enfrentamiento entre César y Pompeyo, se mezclaron en la pugna dinástica. En ese momento de la historia, Cleopatra mostró su talla de reina. Supo combinar la impericia de sus enemigos con su audacia para salir victoriosa en la lucha por el trono de Alejandría.
Derrotado en Farsalia (48 a.C.), Pompeyo acudió a Egipto a buscar el auxilio de sus aliados. Pero Potino, ministro de Ptolomeo XIII, lo mandó asesinar para atraer de este modo las simpatías de César para su causa. El cálculo resultó erróneo porque César era magnánimo con sus enemigos y porque Pompeyo había sido marido de su hija Julia.
Entonces, Cleopatra entró en la leyenda. Envuelta en una alfombra, según la tradición, se infiltró clandestinamente en los aposentos de César para poder exponerle sus demandas. Durante el encuentro, la reina consiguió seducir al general romano: el escritor griego Plutarco asegura que esa misma noche durmieron juntos. Pese a ello, César intentó aproximar las dos facciones. Pero, poco después, los partidarios de Ptolomeo XIII iniciaron una guerra en la que César y Cleopatra resultarían victoriosos.
LA "SERPIENTE DEL NILO" PROVOCO LA HOSTILIDAD DE LOS ROMANOS
Para sellar su alianza política y sentimental, César y Cleopatra emprendieron un fastuoso crucero por el Nilo que utilizaron para demostrar su poder por todo Egipto. Poco después, Cleopatra daba a luz a Ptolomeo César, hijo de Julio y más conocido como
Cesarión.
Después de vencer a Farnaces, el rey del Ponto, en una campaña que por su facilidad provocó la frase "vini, vid¡, vici" ("vine, vi y vencí"), César regresó a Roma, desde donde reclamó la presencia de Cleopatra a su lado. La triunfadora de Egipto, acompañada de Casarión y su nuevo hermano-marido, Ptolomeo XIV, de 13 años, ofreció a los romanos la imagen de una joven soberana rebosante de poder, riquezas y orgullo.
Pero en Roma se inició la "leyenda negra" de Cleopatra. Como se creía que César y Cleopatra serían reyes de Roma, los patricios -la clase altaencendieron el odio contra ella. Ciceron el gran orador, fue especialmente rencoroso. En su correspondencia, se refería a Cleopatra como la "Serpiente del Nilo" y como un peligro para la República romana. 'Todo el mal procede de Alejandría", aseguraba.
Cuando César erigió una estatua dedicada a Cleopatra-Venus, Roma relacionó las ansias monárquicas de César con su influencia. Los romanos no estaban dispuestos a rendir pleitesía a la reina de un Estado al que consideraban vasallo. El asesinato de César en el Senado (44 a.C.) marcó el final de esta campaña de desprestigio hacia
Cleopatra.
Sus amores
Pese a la inquina de los historiadores romanos, Su Antonio deshizo la fama de licenciosa que tenía Cleopatra y escribió: "Con seguridad sólo se pueden citar sus amores con César y [Marco] Antonio. ¡Es muy poco, si se piensa en la vida agitada que llevaban las romanas de la misma época!" Tanto César (abajo) como M* arco Antonio fueron, en cambio, promiscuos reconocidos. El mismo historiador recoge, sin embargo, que entre todas las amantes que tuvo César "a la que más amó fue a
Cleopatra". También Marco Antonio dio fe de su amor por Cleopatra cuando en una carta dirigida a Octavio escribió: "¿Qué te ha cambiado? ¿Que sea mi amante una reina? Es mi esposa, y no de ayer, sino desde hace nueve años. ( ... ) ¿Qué importa el lugar o la mujer a quien deseas?".
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EN SU PRIMERA CITA, TAMBIEN DESLUMBRO A MARCO ANTONIO
La reacción de Cleopatra ante el asesinato no se hizo esperar. Había perdido a su aliado en Roma y decidío volver a Alejandría. Una vez allí para evitar nuevos conflictos dinásticos, mandó ejecutar a Ptolomec XIV Esta vez, su hijo Cesarión, dc sólo tres años, accedió al trono a. lado de Cleopatra como Ptolomec XV. Sería el último Ptolomeo Lágida.
A la muerte de César se entable una nueva guerra civil. De un lado se encontraban los republicanos asesinos de César -encabezados poi Casio y Bruto-, y en el otro los partidarios del general -Marco Antonio Lépido y Octavio-. Además, en este campo se estaba larvando una carrera por el poder entre el veterano Marco Antonio, designado come cónsul, y el hijo adoptivo y sobrinc nieto del fallecido y heredero legal de César, Octavio.
Derrotados los partidarios de Casio y Bruto, Marco Antonio inició un viaje por Oriente que lo llevaría a conocer a Cleopatra. El encuentre fue en la ciudad siria de Tarso, Marco Antonio, que aspiraba a vencer a los partos -dueños de un imperio, establecido en el 25o a.C., y rivales de Roma en la lucha por Armenia y la Mesopotamia- mandó llamar a Cleopatra para saber si podía contar con su apoyo.
La entrada de Cleopatra en una suntuosa y lujosa nave y los agasajos que le ofreció -entre ellos un banquete que habría durado cuatro días- conquistaron la voluntad del romano. Ella tenía 28 años Y él, 42. El romance floreció inevitablemente.
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UNA SINGULAR 'VIDA INIMITABLE" CAUTIVA AL FUTURO DUEÑO DE ORIENTE
De aquel primer contacto, Cleopatra consiguió la condena a muerte para su hermana Arsinoe quien, incluso presa en Roma por su alianza con Ptolomeo XIII, le había creado situaciones comprometidas en el reino. Marco Antonio abandono a su esposa Fulvia y ganó, a cambio, una aliada que le permitiría ser el hombre más poderoso entre sus contemporáneos durante una década.
El segundo encuentro se produjo en Alejandría, donde Marco Antonio pasó un año disfrutando de los placeres y privilegios que le gustaban y que le ofrecía la ciudad helenística: gimnasios, conferencias, banquetes, fiestas, juergas, santuarios Plutarco asegura que fue finalmente la propia Cleopatra quien lo arrancó de la indolencia de esta "vida inimitable" o "arnimétobien" -como ellos rnismos llamaban a su grupo, que llevaba una vida desenfrenada-.
Pero, mientras Cleopatra daba a luz a los gemelos Cleopatra Selene (luna) y Alejandro Helios (sol), hijos de Marco Antonio, éste se iba a Grecia a negociar con Octavio, su rival. El motivo: Fulvia, la abandonada esposa, había promovido una rebelión contra Octavio.
Los dos gobernantes pactarían en la ciudad de Brindis¡ una nueva paz junto a Lépido a fines del 4o a.C. y se repart irían las zonas de influencia. El Oriente correspondió a Marco Antonio, Occidente a Octavio y Africa a Lépido. Viudo de Fulvia, Marco Antonio se casó con Octavia, hermana de su oponente, con la que también tendría descendencia.
MARCO ANTONIO RECUPERA PARA CLEOPATRA EL IMPERIO LAGIDA
Después que la intervención de Octavia calmó las tensiones entre su marido y su, hermano, en el verano de 37 a.C., Marco Antonio partió inesperadamente hacia Antioquia, en Siria, donde se volvió a reunir con
Cleopatra.
¿Fue amor o la necesidad, más perentoria para, su prestigio, de iniciar una campaña contra los amenazantes partos que ocupaban parte
del Asia romana lo que llevó al reencuentro? Sea lo que fuere, lo primero que hizo la pareja fue casarse, según el ritual egipcio que, al contrario del romano, permitía la poligamia. Esposa del dueño de Oriente, Cleopatra empezó a mostrar sus ambiciones. Marco Antonio le dio el reino de Calcis, la costa siria, Chipre y territorios de Ci- Creta y udea. La guerra con los artos
ocupó las vidas de los nuevos espo sos durante los dos años siguientes Asistido por su esposa durante la campaña, Marco Antonio cedío públicamente las nuevas conquistar a sus hijos -mientras estuvo en e. frente nací¿> el tercer hijo de la
pareja, Ptolomeo Filadelfo- a los que dic los títulos de reyes. Egipto
recupera ba así el esplendor de los primeros lágidas.
En Roma, un Octavio temerosc del poder de Marco Antonio, empezó a desprestigiarlos, máxime cuandc éste cambió a su hermana poi Cleopatra. Enardeció al Senado cor la lectura del testamento de Marcc Antonio en el que legaba territorios romanos a los reyes de Egipto.
La guerra, que se hizo inevitable terminó con los sueños imperiales de Cleopatra y consolidó los dE Octavio en la batalla naval de Accic (31 a.C.), frente a las costas griegas y ganada por Roma.
Tiempo después, todo terminaría Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron.
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Un a batalla que cambió el mundo
En la época romana hay dos batallas que estuvieron a punto de cambiar la historia. Una fue Cannas (218 a.C.), donde los romanos enfrentaron al general cartaginés Aníbal; la otra, ocurrió frente a las costas de Accio (31 a.C.), y fue contra Cleopatra y Marco Antonio. A pesar de que la primera se libró a las puertas de Roma, el enfrentamiento naval fue descripto por los historiadores romanos como la batalla donde se decidía la "suerte del mundo". El triunfo de Octavio dio origen del imperio más duradero de la Antigüedad -cuatro siglos- y a la consolidación del Mediterráneo como el "Mare Nostrum" romano.
Medidas ala altura de las dificultades
Los primeros años del reinado de Cleopatra, que llegó al trono a los 18 años, fueron difíciles. Las cosechas fueron perjudicadas por las inundaciones del Nilo y hubo conflictos con Siria. Luego Julio César llegó a Egipto y Cleopatra se fue a Roma. A su regreso, volvió a encontrarse con serios problemas: el trono había sido usurpado por un falso Ptolomeo XIII, había crisis económica y epidemias. La reina tomó medidas drásticas. Distribuyó los granos que guardaba el Estado entre el pueblo, reconstruyó la armada, impulsó la libertad de comercio y reintegró a Egipto a la economía internacional. El reino se recuperó.
EL PODER DE LA SEDUCCION
HAN PASADO MÁS DE 20 SIGLOS desde que la reina del Nilo decidió terminar con su vida, pero su poder de fascinación permanece intacto entre los que la consideran el paradigma por excelencia de "la mujer fatal". ¿Tanta era la belleza de Cleopatra? ¿Era tan arrebatador su atractivo como para que los hombres más poderosos de su tiempo quedaran subyugados?
Los avatares de su vida, el exotismo que rodea a su figura, los amores contrariados que pautaron su biografía fueron los ingredientes que utilizaron los guionistas de Hollywood para agrandar su figura. Actrices de gran belleza, como Liz Taylor, Sophia Loren o Vivien Leigh, redondearon la leyenda. El mito de Cleopatra se constituía como verdad casi irrebatible.
Sin embargo, hasta el propio Plutarco, escritor romano, riguroso biógrafo de vidas paralelas que se pierden en el tiempo, puso las cosas en su lugar al señalar la verdadera esencia del encanto de la reina egipcia: "Su belleza no era tal que deslumbrase o que dejase parados a los que la veían; pero su trato tenía un atractivo inevitable, y su figura, ayudada de su labia y de una gracia inherente a su conversación, parecía que dejaba clavado un aguijón en el ánimo".
Según la descripción del autor cla sico, la proverbial belleza de Cleopatra no habría residido tant en su físico como en su carácter Más aún, en 20oi hubo una polemica entre expertos británicos egipcios luego que los primeros aseguraron que Cleopatra fue petisa, fea y gorda
Pero para entonces, otras mujeres habían esgrimido sus encanto para alcanzar sus fines. Por ejer plo, Mata Hari, la seductora bailarina y espía, que durante la Primera, Guerra Mundial se ganó la confianza de los poderosos y que fue fusilada por ello. Pero el mito de un Cleopatra bella y seductora permnece más allá de las últimas suposiciones realizadas en Londres.
¿POR QUE LA SERPIENTE? Cleopatra se suicidó provocando la mordedura de un áspid, una pequeña serpiente que Iras y Carmión, sus esclavas, ocultaron en una cesta con higos para burlar la vigilancia romana. No es casual que Cleopatra recurriera a una serpiente para morir: según la tradición, la cobra real hembra caminaba delante de los faraones para destruir a sus enemigos. En una cesta de higos, un áspid resultaba menos aparatoso que una cobra.
LA NARIZ DE LA ESFINGE
La segunda nariz más famosa de Egipto, la de la esfinge de Gizeh, ya no existe. Su mutilación se atribuye a los disparos de cañón efectuados desde la meseta de las pirámides durante el enfrentamiento de Napoleón con los mamelucos.
CALENDARIO JULIANO
Durante su permanencia en Roma, Cleopatra le regaló a Julio César un calendario, llamado "Juliano" en su honor. Había sido creado por el astrónomo
Sosígenes.
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