CAROLA LORENZINI


CAROLA LORENZINI



Fue la primera instructora de vuelo en América del Sur, estableció el record femenino de altura en 1935 y fue pionera en cruzar sola  el Río de la Plata con su avión. Una vida de novela.

La séptima entre ocho hijos de¡ zapatero José Lorenzini y su mujer Luisa Piana, nacida el 15 de agosto de 1899, escribió una de las páginas más memorables de la aeronáutica Argentina.

Aventurera y valerosa, Carolina Elena Lorenzini fue la primera mujer que obtuvo el título de instructor de vuelo en América del Sur. Carola, como la llamaban, asombró a la pacata sociedad de los '30 con su destreza corno deportista practicaba salto en alto, pelota a paleta, remo, lanzarníento de jabalina, hockey sobre césped y en 1925 fue campeona de atletisrno, su afición por las carreras cuadreras (¡hasta domó potros!) y por el viejo Ford T de su padre.Fue la primera mujer en bicicleta en manejar un auto en su pueblo, Empalme San Vicente tarde, ~ (hoy Alejandro Korn), Cada loto aviador 9 de julio corría la carrera de. sortijas y en los carnavales  era comisario del corso. Debió emplearse como dactilógrafa para costear­se un curso de para volar, solía repetir. En 1933 inició en el Aeroclub de Motón el curso de instrucción, que le consumió sus ahorros, más la venta de su bicicleta y un diccionario enciclopédico. Tres meses más tarde recibía el carnet   de piloto de aviador civil internaciol nº436.Soñaba con establecer el record femenino de altura.
Tras acumular horas de vuelo, hacer gimnasia sue­ca y dieta vegetariana para resistir el cambio de pre­sión a que sometería su or­ganismo, el 31 de marzo de 1935 lo logró: 5381 me­tros, toda una proeza.
Y se embarcó en otro desafío: ser la primera mujer en cruzar sola el Río de la Plata con su avión. Lo concretó ese 13 de noviembre, pese a que falló el altímetro y de­bió descender a puro pálpito. Del plantel de 72 pi­lotos del aero­club, ella voló más que ninguno, ganó va­rias carreras de regularidad y se inscribió en un curso de alta acrobacia.
Solía vestir breeches o bombachas criollas, botas y campera de cuero. "Renuncié al matrimonio por­que sabía que ningún hombre de mi generación
hubiese comprendido esa pasión mía. Se habría sentido postergado por un raid o abandonado por los entrenamientos", declaró. Y ante la propuesta matrimonial del doctor jorge Leyro Díaz, respondió que su único amor era la aviación, El comprendió, y le regaló unas antiparras con la inscripción: 'Adiós a la vida, adiós al amor .Jorge".
En un raid interprovincial realizó 22 exhibiciones de alta acrobacia el 23 de noviembre de 1941, mientras despedía con sus piruetas a una delegación de pilotos uruguayas, se perdió con su Focke Woolf detrás del Aeródromo de Morón haciendo un looping (tirabuzón) a 300 metros de

 

con su madre Luisa

 

 

 

tapa revista el grafico

 

 

 

sus tesoros