QUIEN ME IBA A DECIR QUE EL DESTINO ERA ESTO
(De Angélus)
Mario Orlando Harnlet Hardy Brenno Benedetti
nació un 14 de setiembre de hace 80 años. Una vez
le escribió un poema al hijo que nunca tuvo en el
que prometía colgarle un único, solitario nombre; en
lo posible, un monosílabo, "de manera que uno
pudiera convocarlo con sólo respirar". Con una
lógica que nadie discute y después de un par de
batallas contra la burocracia, Mario etcétera
Benedetti logró aferrarse a los extremos de su
nombre oficial y suprimir todo el resto es
documentos y afines. "Eran esas costumbres
italianas de meter muchísimos nombres -justifica el
escritor uruguayo nacido en Paso de los Toros,
departamento de Tacuarembó, uno de los tantos
puntos de la geografía que se disputa la cuna de
Carlos Gardel, Yo tenía un tío que tenía los nombres
de todos los reyes que reinaban el día que nació. Un
disparate."
Las décadas fueron regando otros azares sobre
Benedetti. Hoy su rostro luce arrugas de poesía y a
veces su mirada dice más que mil historias, aunque
él las haya escrito casi a todas: su alma hecha
palabra recorre los versos de Inventario y Viento del
exilio, acompaña los acordes cotidianos de canciones
como Por qué cantamos y El sur también existe; es el
novelista de La tregua y La borra del cafe, el
cuentista de Montevideanos y La muerte y otras
sorpresas, el dramaturgo de Pedro y el Capítán, el
ensayista de Perplejidades defin de siglo, el
intelectual comprometido con causas que la razón
no desconoce.
Este Benedetti, que transitó todos los géneros
posibles, supo andar sus textos en la mayoría de los
puertos que inquietan a la condición humana: el
amor, la muerte, el tiempo, la miseria, la injusticia, la
soledad, la esperanza. Y lo hizo de una manera tan
simple y directa que miles de lectores lo
convirtieron en su cómplice y todo.
Ha publicado tantos títulos como años acarrea sobre
su módica estatura, y en medio de esa vastedad de
prosa y verso su piel fue acumulando éxitos y
afectos, miserias y exilios, errores y utopías. Lo que
sigue es apenas una porción de su abultada historia. ¿Durante su adolescencia, cuando decidió que iba a ser escritor
Imaginaba este presente?
No, lo que pasa es que yo venga de una familia con muchos problemas económicos. Mi
padre era químico farmacéutico, tuvo muchos contratiempos con la quiebra de una farmacia en la que lo estafaron.
Yo tenía cuatro años. Tuvimos que mudarnos de Tacuarembó a Montevideo, y a partir de
mi infancia e incluso parte de mi adolescencia fue-
ron muy duras, con muchas privaciones. Viví
mos en un ranchito con techo de chapas de zini
mi madre tuvo que vender la vajilla, los cubiertos y todas esas cosas que le regalaron para el
casamiento. Finalmente mi padre consiguió
empleo público y ahí las cosas empezaron a andar mejor. Yo ya había tenido que dejar el
colegio secundario para empezar a trabajar ve-
diendo repuestos para automóviles. Entonces
con esos problemas económicos que hubo en
familia, ¿qué me iba a imaginar que iba a ser
autor de éxito y que iba a poder vivir de la litetura? Además, primero me
gane la vida de muy distintas formas.
¿Pensaba que iba a ser toda la vida un oficinista?
Tenía la esperanza de un destino que tuviera
ver más con la escritura. Lo que pasa es que
Uruguay era muy dificil que alguien viviera
que escribía; ni siquiera Juan Carlos Onetti,
era el mejor, el que estaba en la cumbre, vivía de lo que escribía. Se podía vivir del periodismo, co Io
hice yo, pero eso es otra cosa, no literatura.Recuerdo que de mis dos primeros libros
no vendi ni un ejemplar, nada, y las ediciones me las habí pagado yo. Mi primer libro de éxito -un éxito relativo, en realidad, porque la edición era muy linda- fue Poemas de oficina. Ese fue el pnmer
mío que se vendió más o menos bien.
Acaba de cumplir 80 años. ¿Qué cosas gano con la edad?
Paciencia, tal vez más serenidad, y madurel
supuesto. Puede ser también que los años le regalen a
uno más lucidez, porque las cosas empiezan a verse no sólo con los ojos del
presente sino también con los
del pasado, y entonces puede tener una visión más
aproximada del futuro. Pero también, cuando uno se
hace mas viejo el cuerpo se va deteriorando y la
energía cambia, aunque el cuerpo es la meseta donde
se apoyan las cosas del espíritu, ¿no?
Elespejo no miente -continúa-; ahí uno va viendo las
nuevas arrugas, las bolsas de los ojos ... ysin embargo, a veces, a pesar de los años que se
tengan, el espíntu de un cuento o de un poema
puede seguir siendo joven. Un poema que tiene
alegría, que tiene una cosa vital, lo rejuvenece a
uno. Lo mismo sucede muchas veces al escribir una
historia de amor, aunque sea inventada: uno vuelve
a sentir
otra vez una cantidad de sentimientos que creía olvidados.
¿Es una forma de mantenerse joven?
Claro, y ésa no es una búsqueda
deliberada, es algo que viene solo.
Los poemas son casi sanitarios en
ese sentido.
¿Hay un libro suyo que lleva por título La vida ese paréntesis
...
Porque creo que la vida es un paréntesis entre dos nadas. Yo soy, no creo en Dios ni nada por
el estilo. Hay gente que tiene sus creencias religiosas y tiende a sentir que después de la muerte
está el Paraíso, o el Infierno, porque muchos han
hecho mérito para ir al Infierno. Yo creo en un
dios personal, que es la conciencia: a ella es a la que le debemos rendir cuentas cada día.
Y dentro de su paréntesis personal, ¿hay cosas
de las que se arrepienta, algo que hubiera querido hacer de manera diferente?
Y sí, claro que sí, me he equivocado en muchas cosas. A veces me arrepiento de haber publicado un
poema, no por cuestiones políticas, sino porque
hoy lo veo y no creo que esté bien. Me he
equivocado en haber publicado libros que todavía
no estaban suficientemente maduros. Y en la vida
misma también hay arrepentimientos. Hubiera
deseado ser un joven más feliz, menos prejuicioso,
menos ensimismado... También me arrepiento bastante de lo que fue mi actividad política, que en
un momento fue muy intensa. Yo fui dirigente del
Frente Amplio, pero a medida que iba pasando el
tiempo advertí que no tenía la menor vocación para
dirigente político, sí para militancia independiente,
fuera del aparato partidario. Finalmente llegué a la
conclusión de que podía tener una incidencia
política mucho mayor a través de la literatura.
Puede ser que me haya equivocado en muchas
cosas, pero en lo que no me he equivocado es en
mantener cierta coherencia política. A pesar de
algunos errores circunstanciales, creo que volvería
por el mismo camino aunque tal vez no con los
mismos pasos, para no meter la pata.
En Rincón de haikus, un libro de poemas que publicó el año pasado con 224 textos envasados en una rígida
métrica japonesa, este uruguayo universal escribió:
"Cuando me entierren por favor no se olviden / de
mi bolígrafo". Hasta ese punto llega su afán
reproductivo. Además de este volumen, en 1999
terminó otro libro de poemas, Buzón de tiempo,
después de haber parido unos meses antes las 272
páginas -en la edición más modesta- de su novela
Andamíos. No puede decirse que no hay lector que
aguante, porque el hombre vende, y sobre todo, se lee,
que no siempre son sinónimos. Sin ambición de
avergonzar a quienes sufren el síndrome de la página en
blanco, Benedetti confiesa que para no indigestar a la
gente guarda en un cajón los cien poemas de su
próximo libro, El mundo que respiro -dos de ellos se
anticipan en exclusiva en esta edición de VIVA-, que
amanecerán con el próximo verano. Como los poemas
lo agarran desprevenido y sin que los convoque,
siempre tiene a tiro una libreta para que su mano dibuje el esqueleto de sus versos, hasta que los
borradores no aguantan el peso de tantas tachaduras y
remiendos y entonces sí vuelca esa pri
mera versión a la computadora.
Allí van a parar, sin escalas de papel, sus cuentos y novelas. justamente, si no fuera por un percance informático que lo tiene a maltraer, el escribidor infatigable ya
estaría a mitad de camino con un
nuevo volumen de cuentos.
La verdad es que lleva un ritmo
envidiable.
Y mientras pueda y tenga temas . Ahora, con lo que me cuestan los
cuentos, justo me acaba de pasar
una cosa terrible. Desde hace quince años más o menos, para poder escribir
tranquilo, me reffigio en un hotelíto de Puerto
PoRenza, en Mallorca. Ahí la habitación tiene una
terraza muy linda, con vista al mar, donde me siento
con la computadora; la cuestión es que estaba ahí,
trabajando en unos cuentos cortos cuando de repente
se me borró todo. ¡Todo! Los siete cuentos que ya
tenía terminados, trabajados, corregidos... ¡la bronca
queme agarró! Depura suerte tengo en un cuademo
apuntes con la base de cada uno, una versión cruda,
porque la prosa siempre la escribo directamente en la
computadora. Así que espero volver a construirlos.
¡Qué se le va a hacer!
¿Y no los tenía impresos?
No, porque no había llevado la impresora -aunque es
una chiquita- para tener un peso menos en la valija. ¿
Se da cuenta qué mala suerte?
¿Sabe que reconstruir la lista de todos los libros que
tiene publicados es una empresa bastante compleja?
¿Usted lleva una contabilidad más o menos exacta?
Ochenta, si se tienen en cuenta las antologías.
Tengo tantos libros como años. Al que le ha ido
mejores a La tregua, de lejos, queya tiene 148
ediciones. Después vienen Inventario Uno, Gracias
por elfuego y La borra del café, que es el últímo
libro mío que ha caído muy bien, ya debe andar por
las cuarenta ediciones en los distintos idiomas y
países. Pero no me puedo quejar: en España,
Rincón de haikus está desde hace varios meses en la
lista de best-sellers.
Hay un dato llamativo en ese ranldng. Con el éxito
que tienen sus poemas, tres de los cuatro títulos que
acaba de mencionar son novelas.
Es que La tregua fue llevada al cine, fue finalista
para un Oscar, se hicieron adaptaciones para la
televisión, el teatro, la radio... Hubo mucha cosa que
ayudó, lo que de todos modos es un misterio para
mí, porque tampoco creo que sea mi mejor novela.
Para mí La borra del caf¿es mucho mejor, pero ahí
entran otros factores: la gente la tomó como una
novela de amor, y aunque es también una novela de
amor, no es lo principal. En cuanto Gracíasporelfuego, también fue llevada al cine
y fue finalista del premio Seix Barral. Pienso que eso
le dio un empujoncito extra.
Sin embargo usted siempre se ha sentido más cómodo
con la poesía, ¿no?
Siempre digo que soy un poeta que además escribe
cuentos y novelas. También me siento cómodo con el
cuento, aunque me da mucho más trabajo. Un poema
lo puedo escribir en un avión, durante un fin de
semana o mientras espero al destino, en cambio un
cuento me puede llevar años. El volumen de
Motitevideanos, por ejemplo' 0 demoré dieciocho
años en terminarlo, y sin embargo es un género que
me gusta mucho. El cuento no admite fallas, se
construye palabra por palabra, cada una tiene que
tener su rol, y los finales son muy importantes. Pero
a mí las ideas y los temas ya me vienen con la
etiqueta del género, aunque a veces me equivoco. Me
pasó con El cumpleaños dejuan Angel: empecé a
escribirlo en prosa, como todo novelista que se
precie, pero a las 50 páginas no podía avanzar más,
estaba estancado, cosa que generalmente no me
ocurre.
Hasta que me di cuenta de que el tema tenía una carga
poética muy fuerte y lo retomé como una novela en
verso. Ahí cambió todo y la terminé rápidamente. Algo
parecido me pasó con Pedro y el Capitán: creí que era
una novela y terminó como una obra de teatro que
marchó muy bien, se representó en no sé cuántos
países. Creo que funcionó porque tiene nada más que
dos personajes; yo con tres personajes en teatro no
doy... Es un género muy dificil.
¿Y las novelas?
Me cuestan menos que los cuentos, aunque para
escribir una novela se necesita un tiempo libre, porque
no se pueden escribir diez páginas hoy y veinte a los
dos años. La novela es un mundo que uno inventa y
hay que sumergirse en ese mundo, en sus personajes...
Si a mí me dejaran tranquilo podría escribir más
novelas,
¿Cómo es eso?
Mire, Andamios, que es la última novela que publiqué
el año pasado, demoré tanto en terminarla porque he
tenido que hacer tantos viajes, cumplir con tantos
compromisos y obligaciones, que me costó mucho
mantener el ritmo. Hace como cuatro años que quiero
tomarme un año sabático y no puedo. No me dejan.
Debe haber pocos hispanoamericanos que no sepan de
memoria alguna estrofa de Te, quiero, Por qué
cantamos, Una mujer desnuda y en lo oscuro y tantos
otros temas de Benedetti que popularizaron más de
cuarenta intérpretes. La poesía hecha canción apuntaló
su fama y muchos de estos poemas dispararon sus
flechas hacia varios corazones, dejando a su
responsable como un Cupido involuntario que no
merece quedar libre de culpa y cargo. ¿Usted es
consciente de que algunos de sus poemas fueron el
puntapié para más de un romance? Bueno, si sirven para
el amor me parece una buena empresa. A veces me
cuentan que los muchachos copian poemas míos y se
los mandan a las
novias como si fueran de ellos, y después cuando se
casan les cuentan la verdad. Puede que suene cursi,
no sé, alguna gente dirá... Pero a mí no me molesta
al contrario. El amor me parece lo mejor de las
relaciones humanas.
En otras palabras: usted puede ser el responsable de unas cuantras
bodas
.
¿Y por qué no? Mire, una de las cosas más lindas
que me han pasado en la vida con relación a mi obra
me ocurrió en México. Una vez en Guadalajara,
donde habíamos dado un recital con Daniel Viglietti,
se me acercó una pareja de unos 30 años y el
muchacho me dijo: "Mire, nosotros fuimos pareja
pero después nos divorciamos. De todas formas
queríamos contarle que nos conocimos por
Inventario y queremos que nos firme el libro". Al
tercer recital se aparecieron otra vez los dos para
ponerme al corriente de la relación: "Mire, como el
otro día estuvimos con usted y le contamos que nos
conocimos con Inventario, queríamos decirle que
por Inventario decidimos volvemos a casar". Así
son las cosas...
La poesía, por lo general, no
tiene tantos lectores como la LOS DE
novela o el cuento, y sin embargo la suya tiene muchos seguidores. ¿Alguna vez se
preguntó por qué?
como
Sí, y para mí es un misterio. s Pienso que por un lado
puede MENO i ser porque mis poemas son
bastante sencillos, bastante (De Somos claros, y eso
es algo que se convirtió en una obsesión para mí: la
sencillez. Hacia el fin de mi adolescencia, cuando yo sabía
que iba a ser poeta, leía a los de más prestigio, y aunque
los entendía y los disfru1 taba, me parecían muy
enigmáticos, con toda una retórica que me parece
espantaba a los lectores. Me gustaban, pero me dije que
yo así no iba a escribir nunca. Otra de las razones por las
que creo que a la gente le gustan mis poemas es porque he
escrito mucho sobre el amor. Pero así y todo, no me
explico demasiado el exito que han tenido
.La mayoría de sus obras tiene como pronista al montevideano de clase media.siempre dijo que no podría escribir sobre
otro tipo personajes.?
Es que ésa es mi limitación. Me siento muy seguro si me salgo del montevideano de
clase medía. Ese es el territorio que yo conozco. Alguna vez dije, medio en broma medio en serio"que
el Uruguay es la única oficina en el mundo que ha alcanzado la categoría de República. Y es as
conozco bien a esta clase media. Muchas veces incluso me reprocharon que no trate a la clase obrera.Pero las veces que lo intenté, me sonaron falsos. Mis
obreros nunca hablan como los obreros; entonces noinsistí más, ¿para qué? Es una limitación y me atengoa esa limitación.
¿Entonces cómo explica que, siendo la suya una literatura localista, haya tenido tanta trascendencia en
otras partes deL mundo?
Puede ser que la clase media sea más universal que otras clases. No sé, pero la verdad es que incluso
tengo cuentos que transcurren en el exterior, perosiempre de montevideanos que están en España, en
Cuba o en México. De todas formas, supongo que para llegar al mundo hay que Regar primero a la
comarca, por ahí se empieza. El que quiere empezar por el mundo...
A través de sus textos políticos, usted intentó hacerse escuchar en su comarca. Eso le valió un
pasaje al exilio. ¿Cree que el intelectual puede cambiar algo a través de la palabra?
No, no puede cambiar nada. Yo no recuerdo ninguna revolución que se haya ganado con un soneto,
por ejemplo. A los dirigentes políticos les gusta mucho adornarse con el arte, sacarse una foto del
brazo de un pintor o terminar un discurso con un poema, pero no es que crean en una cosa ni en la
otra. Tal vez algún raro personaje de la dirigencia política puede venir un día y decir: "Con estos tres
versos me aclaraste este tema", y yo con eso puedo sentirme más que satisfecho.
Suena a batalla perdida.
No, porque uno escribe para esclarecer la mente de un individuo, del ciudadano de a pie. Además, es
una cuestión de conciencia. Si yo estoy en contra de la globalización de la economía, de la co
rrupción y de la hipocresía, lo digo y lo escribo justamente las causas en las que creo y que so
derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo
dormir tranquilo
No me siento derrotado en cuanto a mis creencias ideológicas y voy a seguirluchando por ellas.
Sin éxito, eso sí.
Hay que defender la derrota, dijo el poeta.
Es que la utopía es una cosa que debemos matener. Por definición, la utopía es algo que nunca
se realiza por completo, una cosa que parece imposible y después resulta que se realiza.
Siempre digo que los tres grandes utópicos que ha dado este mundo son jesús, Freud y Marx; gracias¡
ellos la humanidad ha dado pasos positivos. Aunque de cada utopía se realice un diez por
ciento, gracias a ese diez por ciento la humanidad ha mejorado un
poco.Yo soy un optimista incorregible.
Su defensa de la utopía lo enfrentó a más de un
destierro.
Debutó como exiliado en 1983, cuando cruzó el charco y se instaló en Buenos Aires
buscando una seguridad incierta. Fue aquí donde inauguró el 'llavero, de la
solidaridad": cuando la cosas comenzaron a ponerse oscuras acudía a ese
manojo que le abría la puerta de las casas de cinco o seis amigos. Era la única manera de desorientar los
radares nefastos que iban tras su sombra. Hasta que la Triple A le dio 48 horas para seguir respirando en
la Argentina y se marchó a Perú, luego a Cuba y
finalmente a España, continuando un exilio que le negó su patria durante doce años. Y
también a su mujer, Luz, que debio quedarse en Uruguay cuidando a las ancianas madres de ambos.
A pesar de todo, Benedetti no escupe reproches; más bien le da
palmadas a ese tiempo pasado que pudo ser peor.
¿No siente rencor por ese pedazo de vida que le cambiaron?
La pasé muy mal, me amenazaron de muerte, me separaron de mi ciudad, de mi mujer, y sólo por
algun azar me fui salvando, pero no por hacer concesiones. Yo hubiera preferido no tener que
recurrir al exilio, y sin embargo, en cierta forma el exilio me ayudó. Por un lado, empezaron a
interesarse por mis libros, me hizo ser más conocido y eso hasta me permitió un alivio económico.
Además, he aprendido mucho de la gente que fui co-
nociendo en los diferentes países donde tuve que vivir. No de los gobiernos, porque de ellos no seaprende nunca nada, pero de la gente sí.
Es un fenómeno de ósmosís: uno le da a ese que lo recibe lo mejor que tiene y ese
puebIo vuelve cosas a uno. Esa proximidad, ese cambio enriquecedor y evidente, me ha
cambiado para bien, me ha hecho madurar, me ha dado
cierta tentación de hacer juicios demasiados ,apresurados sin que las cosas se asienten.
Le supo sacar provecho al exilio.
Yo creo que sí. Volví a mi país un poco mejor que que me fui, más ecuánime, más tolerante,
radical, pero sin perder mis obsesiones.
Usted ha inventado una palabra, desexilio,describe las sensaciones del
regreso. ¿se te mina el desexillo alguna vez?
Me parece que no. En uno de mis librIl como epígrafe una frase de Alvaio iviutI, dice que uno está
condenado a ser siempre exiliado, y creo que es cierto. Afuera uno te herido, ajeno, y cuando
regresa tam siente exiliado, porque uno ha cambiado también ha cambiado. Ha cambiado
hasta el paisasaje, la mirada de la gente... Sigue siendo el país de uno, se lo quiere como el país propio, pero la
relación es distinta. Entonces se siente nostalgia por ciertas cosas del exilio, que tienen que ver más que
nada con las personas.
¿La patria de uno dónde queda después de ese proceso?
Como decía José Martí, la patria es la humanidad. En todos los países, en los que uno ha
estado y en los que no ha estado, hay gente que por lo que piensa, por sus actitudes, por lo que hace, por lo
que siente, por su solidaridad, son como compatriotas de uno. Ia patria de cada uno está
formada de esa gente. Porque en el propio país ha habido también torturadores, corruptos, y esos
son compatriotas míos. Actualmente, Mario Benedetti vive mitad de su tiempo en España y mitad en Uruguay. Esos
compromisos de los que a veces se queja pero que tanto disfruta, lo tironean hacia ambos lados del
océano. Su residencia en ésta y en aquellas tierras no obedece, aclara, a una necesidad
de scaparles a los inviernos ni a las humedades que castigan su asma desde que tenía 25 años, cuando un tifus le dejó
como secuela esa angustia por el oxigeno que un par de veces lo acostó en terapia intensiva. Está
acostumbrado a convivir con un aparatito que despide vapores salvadores cada vez que le falta el
aire, y en sus poemas hasta se ríe de ésta y otras fallas de fábrica que le
trajeron las décadas: « ... mis cataratas, mis espasmo asmáticos, mi herpes
,toster, mi lumbago, mi hernia díafragmática", enumera en Heterónimos. Sabe que su cuerpo le empezó a confiscar la frescura
que mantiene su mente, pero él le pone el pecho al asunto con palabras: su próximo libro de poemas, El
mundo que respiro, pone el acento en la cercanía de la muerte.
¿Le preocupa el tema?
Bueno, a todo el mundo le preocupa, ¿ no? Pero a los 80 años uno está un poco obligado a pensar en
esas cosas. La muerte es una presencia, y la barajo en conexión a lo que es la muerte para otros, no sólo
para mí. Pienso que una de las formas de sobrellevarla idea de la muerte es darle la cara, hablar de ella,
dialogar con ella. Me parece que es una manera de pode soportar ese fin obligatorio. Admitir la muerte
es un modo de restarle importancia, porque si uno está obsesionado con eso...
Por eso escribe sobre la muerte.
Escribo sobre ella para que no me sorprenda, claro. Su cercanía no tiene que aplastarlo a uno, por eso
tengo un poema que se llama Como si fuéramos inmortales: hay que vivir como si lo fuéramos.
Terminemos hablando de la vida, entonces. Usted ha recibido muchos premios por su obra, pero cuando
hace un par de años la Universidad de Alicante lo nombró doctor honoris causa, fue en reconocimiento
a "su fecunda labor creativa y por su condición de hombre de pueblo? Obra, pero también vida. ¿Cómo
prefiere ser reconocido?
Son dos cosas que forman el carácter y la condición humana de uno, ¿no?
Muchos de mis poemas son producto de ser hombre
de pueblo, y estar cerca del pueblo siempre ha sido una máxima para mí. Lo mejor que me pudo haber
pasado en la vida es que lo que escribo le haya tocado el corazón a esa gente, a ese pueblo, a ese
hombre de a pie .
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QUIEN ME IBA A DECIR
QUE EL DESTINO ERA ESTO
(De Angélus)

¿POR QUE SERA? (inédito)
¿Por que¿será que unofabrica sus
recuerdos y luego los olvida? ¿por qué será que unoprocede de alon dios para
volverse ateo? ¿por qué será que la luna tiene una barriga blanca? ¿porquéserá que
cuando abro el ropero las mangas me saludan? ¿y que tu boca dice ternuras tan
sólo cuando calla? ¿por quéserá que un cuerpo virgen tiene pezones de burdel?
¿por quéserá que sí decido morir nadie me
cree? ¿por qué será que los pájaros
cantan después de los entierros
memorables? ¿por qué será que si beso tu beso me siento renovado? ¿por qué será
que me haces tantafalta?


SOLO YO NO QUISIERA
SER OTRO
MEJOR DICHO YO
QUISIERA SER YO
PERO UN POCO MEJOR
(De Ser otro)

LOS DERROTADOS
MANTENEMOS LA' VICTORIA
COMO UTOPIA MAS 0
MENOS PRACTICABLE
(De Somos la catástrofe)

GUITARRA (inédito)
Ah la guitarra esa mujer en celo que habla en su canto y muere en su silenc con tu
salud de música nacida me brindas un placer casi doliente y eso porque tus
cuerdas te dicen lo que dig y lo que digo es triste de cristal
ah la guitarra esa mujer que llega con un amor de huésped indefenso tu mástil o tu
puente o tu rasgueo tu voz quebrada en todos los idiomas me de¡an libre para la
alegría que sube y baja en tu cordaje neutro
ah la guitarra esa mujer sensible que invade el patrimonio de la noche mueve
las humedades del follaje y se roza con
árboles sonámbulos
ah la mujer esa guitarra erótica que se exhibe desnuda en la terraza

PERO ME QUEDA
Y NO SIENTO VERGÜENZA
NOSTALGIA DEL EXILIO
(De Quiero creer que estoy volviendo)

TU EDAD DE OTRAS
EDADES SE ALIMENTA
NO IMPORTA LO QUE
DIGAN LOS ESPEJOS
(De Onomástico)

La níñez, el amor, el
exílio, la vída
LOS TEMAS DE BENEDEITI SON EL
,REFLEJO DE SU PROPIA EXISTENCIA
Nunca me recibí de nada; fui un autodidacta sabiendo muchísimo de ciertos temas y con algunas lagunas que
son océanos en otros", explica Benedetti cada vez que le preguntan sobre sus diplomas. Cualquier
posibilidad de alcanzarlos le fue negada en la niñez, cuando su padre, un químico farmacéutico que había alcanzado
cierta posición acomodada en su Tacuarembó natal, fue
víctima de una estafa memorable que dejó a la familia al borde de la miseria. El pequeño Mano llegó a terminar
sus estudios primados, pero a los 14 años tuvo que empezar a trabajar en una casa de repuestos de
automóvil para apechugar la mala racha. A los 18 probó suerte en Buenos Aires, y mientras su vocación literaria
se afirmaba durante sus lecturas en un banco de la
plaza San Martín, su vida doméstica adquiría las formas de taquígrafo de una editorial, cadete,
oficinista y hasta gerente de una inmobiliaria. En medio, y ya de regreso en Montevideo, publicó su primer libro de poemas, La
víspera indeleble (1945), que el escritor prefiere recordar como un experimento iniciático. Al año
siguiente se casó con Luz López Alegre, su mujer eterna, gracias a los
buenos oficios de un pastor luterano que obvió el certificado de bautismo que la Iglesia Católica le exigía
al novio para cruzar el altar. A Luz están dedicados decenas de libros y poemas, los gozos y las sombras
de una vida agitada que aún comparten codo a codo. El resto es historia conocida:
Benedetti periodista con sus agudas crónicas en el mítico semanario Marcha y una
literatura comprometida que empezaba a causar cierta picazón; una dictadura que en 1973 lo empujó a
Buenos Aires, donde luego la Triple A lo amenazó de muerte y le dio 48 horas de plazo para buscar un destino; una breve
escala en Perú donde no tardaron más de seis meses en deportarlo; aterrizaje
forzoso en Cuba donde trabajó durante cuatro años en Casa de las Américas hasta que
decidió completar su exilio indefinido en España. Fueron doce años nómades en los que, sin embargo, la
literatura de Benedetti alcanzó, de una vez y para siempre, estatura universal.

¡Festejos con y sin papel
SUS TDxTOS EN LAS UBRERIAS. SU VOZ Y
SUS POEMAS EN CLARIN DIGITAL
Hace más de medio sigo que las imprentas les ponen cubiertas a las palabras de Bendetti, que ya suman 80
títulos entre ediciones oripjnales y antologías. Imposible contablizar los millares de ejemplares
del escritor uruguayo que se han editado en todo el mundo, en casi treinta idiomas. Para celebrar los 80
años de este prolífico autor, en el sitio de Clarín
Digital (www.clarin.com.ar) se pueden escuchar a partir de hoy algunas de sus poesías más populares a través
de la voz M propio Benedetti. Además, vanas editoriales de la Argentina se sumaron al festejo de la
única manera posible: con la reedición de sus obras.
Sudamericana acaba de lanzar a la calle nada menos que 33 títulos de Benedetti en ediciones de bolsillo, a
un precio que va entre los 6 y los 9,90 pesos. La tirada suma una cifra escalofriante: 366.000 ejemplares,
204.000 para ser distribuidos en la Argentina y el resto entre Chile, Uruguay y España. Por su parte, Seix
Barra¡ reeditó 12 títulos M escritor en formato de tapa dura, con una tirada inicial que suma entre todos ellos
52.000 ejemplares y a un precio que va desde los 10 hasta los 14 pesos. El sello Vergara & Riba decidió
homenajear a Benedetti con un libro objeto que reúne una selección de poemas y fragmentos de textos
ilustrados con acuarelas de Lola Frexas. Con una
tirada de 20.000 ejemplares a 16 pesos cada uno, el volumen lleva un título que remite sin escalas a su
autor: Acordes cotidianos.
Benedetti, en el cine y en la cancion
SUS CUENTOS, NOVELAS Y POEMAS ALIMENTARON OTROS GENEROS Y LE DIERON
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL.
La literatura de Mario Benedetti no resistió sus jaulas de papel y desde hace años viene levantando vuelo hacia
la música y el cine. Existen más de 60 canciones populares que entonan letras de¡ poeta uruguayo,
algunas escritas especialmente para el género como las que acompañaron las partituras de Joan Manuel Serrat
en su álbum El sur también existe. Esta canción, como Una mujer desnuda y en lo oscuro, Hagamos un trato o
Los informales y el «o, surgieron de un trabajo conjunto
entre el escritor y el músico. De todos los poetas latinoamericanos, el cantante catalán no dudó en elegir a
Benedetti cuando en 1985 encaró aquel proyecto. Los acordes cotidianos del escritor se elevaron a la
categoría de himnos populares en canciones como Porqué cantamos y Te quiero, ambas con música de
Alberto Favero y tal vez las más cantadas por casi 40
intérpretes de todas partes de¡ mundo, entre los que se cuentan Pablo Milanés, Nacha Guevara, Jairo,
Gianfranco Pagiaro, Soledad Bravo, Daniel Viglietti, ¡sabe¡ Parra, Silvio Rodriguez, Marilina Ross, Celeste
Carballo, Sandra Mihanovich, Opus 4 y tantos otros. De sus novelas, es La tregua (1960) la que
alcanzó mayor impacto intemacional. Traducida a
veintitrés idiomas y con 145 ediciones en su haber, fue trasladada a la radio, el teatro y la televisión, además de
la versión cinematográfica que en 1974 dirigió Sergío Renán, luego finalista para el Oscar de la Academia de
Hollywood a la mejor película extranjera. En 1983, este mismo realizador llevó a la pantalla grande una novela
posterior de Benedetti, Gracias por el fuego (1965). En medio, tres cuentos suyos fueron la base de¡ filme Las
sorpresas (1975), dirigido por Luis Puenzo, Alberto Fischerman y Carlos Galettini. El propio escritor tuvo su
debut cinematográfico en 1992 de la mano de Eliseo Subiela en la película El lado oscuro del corazón, basada
en sus poemas, una experiencia que el mismo director
repitió en 1996 con Despabílate amor. Pero fue en la primera, disfrazado de marinero, donde Benedetti jugó
una breve escena en la barra de un cabaret uruguayo. Con un vaso de whisky en la mano, mientras ve pasar a
una prostituta, le recita en perfecto alemán: "Porque te tengo y no/ porque te pienso/ porque la noche está de
ojos abiertos/ porque la noche pasa y digo amor". Esos pocos segundos se convirtieron en un gran homenaje a
su poesía.
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