Son miles de personas y van como en procesión por las calles de Milán. "Va, pensiero, sull'ali dorate...", cantan conmovidas, dirigidas por Arturo Toscanini. A los 88 años, uno de los hombres más célebres y aclamados de su tiempo ha muerto: es el 27 de enero de 1901 y la multitud acompaña el féretro de Giuseppe Verdi, que va rumbo al cementerio. Es difícil establecer cómo surge el genio compositor de Aída y Falstaff. Lo que es seguro es que en su obra, básicamente operística, hay un entrecruzamiento que surge de una doble formacíón musical: la solemne armonía eclesiástica, que tomó de su prematura labor como organista en la iglesia de Le Roncole de Busseto, Parma -el lugar donde nació

Giuseppe Verdi

en octubre de 1813 y pasó su infancia- y los coros espontáneos que formaban los parroquianos que frecuentaban la posada de su padre. Verdi tenía 12 años cuando Antonio Barezzi -un amante de la música y proveedor de la hostería familiar- decide convertirse en su mecenas, pone su piano a disposición del pequeño y lo alienta para que componga. En su casa funciona la sede de la Sociedad Filarmónica. 7Enarnorados, Verdi y Streponi n ora val levan adelante una relación que la sociedad de su tiempo rechaza. A los 14 años, un tribunal del Conservatorio de Milán lo rechaza porque supera la edad límite y porque le desagrada su postura física al tocar el piano, pero compensa su malestar con la ternura que le proporciona Margarita Barezzí. Con ella terminará casándose y teniendo dos hijos -Virginia e Icilio- que mueren siendo muy pequeños. Tras el inicio de ese primer amor, un magnético Verdi da a conocer en La Scala de Milán su primera ópera, Oberto, gracias a la gestión de Giussepina Strepponi, la más célebre cantante lírica del momento y amante del hombre que comanda el prestigioso teatro. Pero en junio del 40 Margarita se enferma y en pocos días muere. Verdi tiene 27 años y el estreno de la ópera bufa Un giorno dí regno se convierte en un fracaso completo. Con semejante sucesión de acontecimientos trágicos, el músico destrozado jura que no volverá a componer. Sin embargo, tras un período oscuro en su vida, el hombre orgulloso, tímido, agresivo, un creyente lleno de dudas y siempre vital, escribe Nabucco (sobre la persecusi6n del babilonio Nabucodonosor contra los judíos), que interpreta Strepponi en el papel de Abigail, con un éxito inédito en la historia de la ópera lírica. Los diez años siguientes dará a luz quince óperas más, entre ellas Rigoletto y 11 Trovatore, gritos de rebeldía contra los opresores que suscribe este patriota liberal cuyo apellido se convierte en la sigla (VERDI, de Vittorio Ernanuele Re D'ltalia) que levantan los jóvenes contra la ocupación extranjera. Enamorados, Verdi y la bella e inteligente Strepponi llevan adelante una relacion que la sociedad de su tiempo rechaza porque ella tiene un pasado de múltiples amores y dos hijos de padres diferentes. A él le ofrecen musicalizar La Traviata, la ópera de Alejandro Dumas hijo que tiene como protagonista a Margarita Gautier (rebautizada Violeta), una cortesana redimida por el amor en quien por obvias y muy distintas razones se unen las figuras de su primera y segunda mujer. Pero, como Verdi es un hombre liberal que se emociona con el dolor de las víctimas, encara el trabajo musical sobre la hereje erótica que representa la marginalidad en el amor, es decir todas las marginalidades. Retirada de la lírica, G¡ussepina se entera de los encuentros amorosos de Verdi con su colega, la soprano Teresa StoIz y, callada, decide resignarse. El viejo león ruge con Aída en 1871 y por dieciséis años permanece casi inactivo, con excepción de la Misa de Réquien que compone en memoria de su escritor favorito, Alejandro Manzoni. Luego llegarán las óperas shakespereanas, Otello y Falstaff, con libreto del gran guionista, Arrigo Boito. Ya casi sobre el fin de siglo, después de componer el Te Deum y el Stabat Mater, Verdi sufre una leve apoplejía. El músico se recupera pero muere Strepponi. En el año 1900, en Milán, Verdi lega por testamento sus derechos de autor para construir una casa de reposo destinada a los artistas. Allí mismo, en una capillita ubicada al fondo del jardín de la residencia, yacen los restos del más grande músico italiano, el arquitecto sonoro de una imponente_ concepción creadora, y de su esposa.

El mundo a sus pies

Giuseppe Verdi será recordado hoy en todo el mundo -excepto en Buenos Aires, que no interrumpe su tradicional receso veraniego- con cincuenta y cinco representaciones de sus obras y, muy especialmente, de su Misa de Réquiem, que se escuchará en las óperas de Munich, Nueva York, Metz, Madrid, Colonia, en la Filarmónica de Berlín, en la basílica de San Marco de Milán, en Santa María in Trastevere de Roma y en las catedrales de Parma y de Marsella. Aida se representará hoy en el Metropolitan de Nueva York y en la tierra natal del autor, el Teatro Giuseppe Verdi de Busseto (que en una jornada doble hará también Nabucco); Falstaff en Berlín, Londres, y Oslo; Rigoletto en Palm Beach, Biel (Suiza), Toulouse y Hamburgo; Otello en Viena; 11 trovatore en Frankfurt y Budapest; Don Carlo en Finlandia, Hannover, Estocolmo y Berlín (Opera Cómica); La traviata en Lieja y Durham (Carolina del Norte); Un ballo in maschera en Wiesbaden, además de maratones y celebraciones varias como el ciclo Vivat Verdi de la Opera de Frankfurt, que va desde hoy hasta el 26 de abril e incluye producciones especiales de Leo Gerhartz, Udo Bermach, Birgit Pauls, Christoph Schwandt y Eckhard Henscheid. El año Verdi intensificará una presencia que domina la escena lírica prácticamente desde mediados del siglo XIX, a partir de la creación de la popular trilogía formada por Rigoletto, 11 trovatore y la traviata. La Scala de Milán ha programado una decena de sus óperas con los directores Muti, Gergiev, Maazel y Mehta; Abbado dirigirá Falstaff en Salzburgo con una puesta en escena de Declan Donnellan; Parma inicia un proyecto Verdi que culminará en 2013, cuando se cumplan los doscientos años de su nacimiento. El Teatro Colón adhiere con dos títulos, uno de juventud y otro de vejez, Attila y Falstaff, además del Réqúiem.

VOLVER