Reciben su gran impulso en el Renacimiento pero no dejan de enriquecerse y sorprendernos con el tiempo.

En la historia del retrato, el segundo de los temas más importantes para los artistas a partir del Renacimiento, aparecen numerosas variantes que van enriqueciendo la representación de la figura humana. Desde el siglo XVII, sin embargo, se interrumpe lo que sería la expansión del género. De allí en adelante se producen cambios que hacen más al estilo que a otros aportes originales. Habrá que llegar –como sucede con todos los temas– al siglo XX para sorprendernos nuevamente con propuestas diferentes.Algunos retratos, como los que aquí exhibimos, marcan un recorrido a través de los siglos, estilos y técnicas. Podemos apreciar desde el dibujo de Leonardo da Vinci con apenas el rostro del anciano maestro; el de Saskia, la esposa de Rembrandt (siglo XVII) caracterizada como Flora; el de la actriz Jeanne Samary retratada por el impresionista P. A. Renoir en 1878; hasta el dibujo de 1903 de Pablo Picasso (autorretrato); la "Mujer con sombrero negro", del fauvista holandés Kees van Dongen y el autorretrato de 1914 de Fernando Fader.Las imágenes nos dicen muchas cosas, muchas más de las que vemos y en ello radica justamente el misterio de una obra de arte. En el retrato y en estos pocos ejemplos podemos descubrir que las posturas de los personajes, las actitudes, los gestos, los fondos en los que aparecen, nos hacen recorrer épocas, estilos y formas. Y también nos permiten aproximarnos al alma del retratado