PRIMERAS REACCIONES A EINSTEIN
La dificultad de otros científicos
para aceptar la teoría de Einstein no estribaba en sus complejos cálculos
matemáticos y su dificultad técnica, sino que partía del concepto que tenía
Einstein de las buenas teorías y su relación con la experimentación. Aunque
sostenía que la única fuente del conocimiento era la experiencia, también
pensaba que las teorías científicas eran creaciones libres de una aguda
intuición física, y que las premisas en que se basaban no podían aplicarse de
un modo lógico al experimento. Una buena teoría sería, pues, aquella que
necesitara los mínimos postulados para explicar un hecho físico. Esta escasez
de postulados, característica de la obra de Einstein, provocó que su trabajo
no fuera accesible para sus colegas, que le dejaron solo.
Aun así, tenía importantes seguidores. Su primer defensor fue el físico alemán Max Planck. Einstein permaneció cuatro años en la oficina de patentes, y luego empezó a destacar dentro de la comunidad científica, y así ascendió en el mundo académico de lengua alemana. Primero fue a la Universidad de Zurich en 1909; dos años más tarde se trasladó a la Universidad de Praga, de lengua alemana, y en 1912 regresó al Instituto Politécnico Nacional de Zurich. Finalmente, en 1913 fue nombrado director del Instituto de Física Kaiser Guillermo en Berlín.