PAUL GAUGUIN

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Paul Gauguin en museos rusos

Los museos Puskin y Hermitage de Rusia poseen una asombrosa cantidad de obras impresionistas, post-impresionistas y de las primeras vanguardias del siglo.Pero la llegada de la pintura francesa en los primeros años del siglo xx no es en absoluto casual. Este hecho refleja simplemente el vínculo que desde el siglo XVII une a los rusos con la cultura francesa en sus distintas expresiones. De hecho, tanto las letras, como la música y las artes plásticas de origen galo están presentes desde entonces en la corte de San Petersburgo (en particular) y lo harán hasta la Revolución de 1917. En el círculo aristocrático primero y luego en la alta burguesía se inicia a fines del siglo XIX, un coleccionismo importante de obras de arte. Dos comerciantes, Sergej Scukin (1854-1936) e Ivan Morozov (1871-1921), comienzan la colección que reune obras de Monet, Renoir, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Matisse y Picasso y que hoy forman parte del patrimonio de los museos mencionados.Paul Gauguin (1848-1903) es el ejemplo que elegimos al azar y que constituye en calidad y número un aporte invalorable a la colección del post-impresionismo del museo Puskin (constituido en 1937), uno de los más ricos en piezas de este movimiento fuera de Francia.Las obras de Gauguin ilustran las dos décadas más representativas de su vida en la Polinesia: aquellas que lo ponen en contacto con su sueño de fuga de la "civilización" europea y con su elección de una forma menos contaminada y más "salvaje" de contacto con los hombres y la naturaleza.Sus temas giran en torno a lo simple de la vida. Su libertad compositiva, en donde formas y colores se mueven en absoluta coincidencia con el espíritu del fin de siglo (XIX), encuentran en estas imágenes una traducción acabada del cambio que se está produciendo y que llevaría pocos años más tarde a la gran revolución estética del siglo XX.