MIGUEL ANGEL

 

la piedad

 
 

Algo más sobre “La Piedad” de Miguel Angel

A Miguel Angel Buonarotti (1475-1564) le gustaba definirse a sí mismo como escultor y así firmaba sus documentos y su vasta correspondencia. Sin embargo, cuando evocamos su nombre no podemos dejar de recordar las magníficas imágenes que nos dejó como legado en la Capilla Sixtina, en el Vaticano. Allí trabajó en dos etapas de su larga vida: de 1508 a 1512 en el techo y en 1534, sobre la pared que corresponde al Juicio Final.Antes de ejecutar este trabajo en Roma, cuando todavía no había cumplido los 24 años Miguel Angel realiza la famosa "Pietá" vaticana, obra de la que queremos rescatar una visión del propio artista.En una carta a Condivi, quien le describe la contradicción entre la juvenil Madonna y el cuerpo adulto de su hijo, Miguel Angel se defiende con estas palabras: "¿No sabes que las mujeres castas conservan más tiempo su lozanía que las que no lo son? Cuánto más entonces una virgen que no tuvo jamás el más mínimo pensamiento pecaminoso. Pero además, en este caso su lozanía deriva también del deseo divino de revelar y demostrar al mundo la virginidad y pureza sin mácula de María. En el hijo más bien había que demostrar lo contrario: que el hijo de Dios se había encarnado realmente en un hombre y estaba expuesto, por lo tanto, a todo cuanto puede ocurrirle a un mortal, incluso el pecado. Era, pues, absolutamente necesario reprimir en él lo divino, no lo humano, y resaltar su edad. No te asombres, ahora que has escuchado mi razonamiento, de que la Santísima Virgen, madre de Jesucristo, sea mucho más joven que su propio hijo, cuando en la realidad es precisamente al revés".Podríamos agregar que más allá de este peculiar punto de vista, Miguel Angel mantendría la seguridad y la firmeza de sus convicciones a lo largo de su vida y en cada una de sus geniales creaciones

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