El hombre primitivo comienza a usar las cavernas como refugios. Con el paso del tiempo y la necesidades de trasladarse de un lugar a otro por alimentos o mejores condiciones de vida, comienza a construir viviendas artificiales. Primeramente chozas, carpas , fáciles de transportar a otro sitio, luego grandes construcciones de piedra hasta llegar a las realizaciones modernas, han mantenido una finalidad en común: el cobijo contra la intemperie y los peligros de la noche, lugar de familia, de comer, de dormir, de trabajo, de recibo, de culto, de relaciones sociales, de descanso y de convalecencia. Desde unos treinta mil años atrás, según dibujos encontrados en cavernas, se encuentran ilustraciones de chozas de madera y ramas. Se supone que la caverna era el refugio invernal, mientras que la choza se trasladaba a la zona de caza o para temporadas estivales o de mejor estación. A la par, se encontraron rastros de viviendas subterráneas, excavando un pozo profundo y realizando un techo con ramas, que dejaba al descubierto las zonas laterales. Se utilizaron en sectores de clima riguroso y se encuentran rastros de unos veinticinco mil años atrás en Europa (Ucrania y Checoslovaquia). A medida que el hombre se va tornando más sedentario, aparecen construcciones mejor asentadas al terreno. En el neolítico, entre el 8000 y el 4000 antes de Cristo, se arman chozas con paredes laterales y techo cónico, con vigas, y se considera que allí se utilizan los primeros sostenes que constituirían el primer concepto de columna; y hacia el siglo III antes de Cristo, ya se realizan divisiones dentro de las chozas para contar con distintos ambientes. Cuando una población decide asentarse definitivamente en un lugar, se construye una especie de fortaleza contra ataques enemigos y defensa de las fieras, realizada con pilares, sobre el nivel del suelo: el palafito. También en el neolítico ya se comienzan a hacer construcciones de piedra y quedan rastros del dolmen: una laja de piedra horizontalmente apoyada sobre otras dos pilastras verticales. Luego, para la construcción de habitaciones interiores, se comienzan a usar piedras, y un invento importante: el ladrillo de arcilla, crudo y secado al sol, preferido a los cocidos, que se conocen también desde la antigüedad. El Génesis habla de ellos refiriéndose a la construcción de la torre de Babel. En Grecia, en el S. XV antes de Cristo, se encuentran techos cubiertos de tejas de arcilla. Y ya la choza ha evolucionado a una construcción de varios ambientes que dan a un patio, que a la vez tiene una puerta de salida al exterior. El patio resolvía la iluminación y la ventilación. El primer instrumento empleado en la construcción de los primeros edificios de cierta importancia en la antigüedad, fue la palanca, y el uso de cuñas de madera y escoplos de piedra y luego de metal. También se valían del terraplén. Asimismo desde la prehistoria se conocían los hornos para cocer ladrillos. Hacia el 1100 antes de Jesucristo, los Egipcios ya conocían el nivel y la plomada. Antes, se pudieron hacer monumentos como las pirámides, esencialmente porque contaban con muchísima mano de obra que dejaba la vida en las gigantescas construcciones. Los griegos perfeccionaros esos rudimentarios instrumentos, y además lograron la roldana o rondana, importante para subir materiales. Y los romanos perfeccionan el aparejo, y las árganas hidráulicas y de viento, y los montacargas. Se han hallado restos en la zona mediterránea, de una sierra de mármol que data del siglo IV después de Cristo. Quizás dentro de la edificación de viviendas, lo que resulta de más lento desarrollo es el lugar destinado a servicios higiénicos. El arco se usó desde mucho antes, pero fue perfeccionado por los romanos, lo que dio lugar a importantes innovaciones en la estructura de las casas-habitaciones y en importantes obras públicas en acueductos y cloacas, lo que a la vez influye en la construcción de viviendas más cómodas. Además los romanos agregaron la huerta para la obtención de alimentos. En Grecia se ubicaba a las mujeres en habitaciones relegadas. Ya en Roma no aparece esta diferenciación, y de allí hasta nuestros días, las casas van evolucionando en confort y diseño interior, pero las bases fundamentales se mantienen, con diferencias propias de los criterios urbanísticos de cada época. Un caso particular lo representa el iglú, con una construcción circular con cúpula de bloques superpuestos en espiral y una ventana de hielo o tripa de animal. Recién en la Edad Media se comienza a utilizar el vidrio en ventanas. En la antigüedad se cierran sólo con postigos de madera o de piedra. Entre los Romanos, también comienzan a usarse postigos de mica. En algunas casas de la antigüedad se realizaban pozos negros para tirar las aguas servidas de la cocina y el baño, y periódicamente se vaciaba. Pero no lo usaba la mayoría de las viviendas. En Roma se trató de canalizar hacia un curso de agua, hasta que llegó el sistema de cloacas (Las cloacas se comienzan a generalizar avanzado el siglo XIX). Pero el pueblo en general, no usaba esto. Los retretes de las casas consistían en dos zócalos donde se asentaba una tabla con orificio en el centro, y que llevaba al pozo negro. Se comenzaron a hacer retretes públicos, que eran una serie de asientos de piedra o mármol, no aislados entre sí, y rara vez ocultos por puertas y paredes, a la vista de los transeúntes. Incluso los baños privados tenían dos o tres asientos, por lo que las damas venecianas, hacia el 1700, para cubrir el pudor, usaban pequeños antifaces que estaban a ese fin colocados en un nicho del retrete. En el medioevo, los retretes se descargaban en callejones que había entre casa y casa. En París del 1700, un servicio regular se encargaba de vaciar todas las mañanas los recipientes de desechos físicos de cada casa. La escalera nació antes que las casas de varias plantas. Primeramente, en forma de peldaños esculpidos sobre un palo, colocado oblicuamente para ascender a cabañas cercanas a las subidas de crecientes de agua. Luego aparecen los peldaños de maderos horizontales atados a dos parantes verticales. Las escaleras más antiguas de Asiria y Babilonia eran de piedra o de ladrillos y se encontraban en el exterior de los edificios en forma de rampa, colocándolas para poder subir. En las habitaciones interiores se comienzan a usar en la antigüedad escaleras de madera.

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