La naturaleza

El siglo XIX y la naturaleza

  acuarela de Turner (1775-1851) Los referentes humanos que aparecen en los ejemplos mencionados se completan en Joven mujer en el jardín (1867) de Claude Monet (1840-1926), con el efecto de un cuerpo y su sombra, tal como los árboles o los plantines proyectan la suya. Sí, ha cambiado el efecto de la luz y del color y es porque estamos en los inicios del Impresionismo, donde la paleta del artista resplandece de luz. Jardín de Aranjuez, una imagen de jardines también, es del artista español Santiago Rusinol (1861-1931). Este cultiva el gusto de fin del siglo XIX, ecléctico y en el que se funden tendencias que van del Impresionismo al Simbolismo de moda en la época. Su obra corrobora que sigue vigente el interés por los jardines y por la naturaleza en general tanto por parte del artista como del público.  
 

El paisaje surge como tema autónomo en el siglo XVII. A partir de entonces podemos gozar desde las increíbles vistas holandesas de ese mismo siglo, hasta los ejemplos venecianos del siglo XVIII y sobre los albores del siglo XIX, la aparición del paisaje romántico de la mano de los paisajistas ingleses Constable y Turner.

 Partiendo de la imagen de una acuarela de Turner (1775-1851) realizada en 1832, podemos afirmar que el interés de los artistas por el paisaje adquiere una importancia creciente. Las investigaciones de la luz y el color, que llevarían al Impresionismo, se disparan precisamente con la ejecución de estas obras que cambian de foco. No sólo vemos al artista romántico frente al espectáculo natural sino que éste se funde en una especial comunión con los colores y las sutiles pinceladas que cada vez se hacen más sueltas y espontáneas.

 Con el pintor Koek-Koek (1803-1862), la tradición de las marinas holandesas parece mostrarse en su totalidad y el efecto de las nubes juega un papel fundamental. Contemporáneamente, Camile Carot (1796-1875) con su Iglesia de Marissel estructura en un formato no apaisado, una vista del edificio donde la secuencia de árboles va marcando la dirección de la mirada.

 Los referentes humanos que aparecen en los ejemplos mencionados se completan en Joven mujer en el jardín (1867) de Claude Monet (1840-1926), con el efecto de un cuerpo y su sombra, tal como los árboles o los plantines proyectan la suya. Sí, ha cambiado el efecto de la luz y del color y es porque estamos en los inicios del Impresionismo, donde la paleta del artista resplandece de luz.

 Jardín de Aranjuez, una imagen de jardines también, es del artista español Santiago Rusinol (1861-1931). Este cultiva el gusto de fin del siglo XIX, ecléctico y en el que se funden tendencias que van del Impresionismo al Simbolismo de moda en la época. Su obra corrobora que sigue vigente el interés por los jardines y por la naturaleza en general tanto por parte del artista como del público.