Juan José Saer

 


  
 Juan José Saer nació en Serodino (Provincia de Santa Fe) el 28 de junio de 1937. Fue profesor de la Universidad Nacional del Litoral, donde enseñó Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica. En 1968 se radicó en París. Su vasta obra narrativa, considerada una de las máximas expresiones de la literatura argentina contemporánea, abarca cuatro libros de cuentos –En la zona (1960), Palo y hueso (1965), Unidad de lugar (1967), La mayor (1976)– y diez novelas: Responso (1964), La vuelta completa (1966), Cicatrices (1969), El limonero real (1974), Nadie nada nunca (1980), El entenado (1983), Glosa (1985), La ocasión (1986, Premio Nadal), Lo imborrable (1992) y La pesquisa (1994). En 1983 publicó Narraciones, antología en dos volúmenes de sus relatos. En 1986 apareció Juan José Saer por Juan José Saer, selección de textos seguida de un estudio de María Teresa Gramuglio, y en 1988, Para una literatura sin atributos, conjunto de artículos y conferencias publicada en Francia. En 1991 publicó el ensayo El río sin orillas, con gran repercusión en la crítica, y en 1997, El concepto de ficción. Su producción poética está recogida en El arte de narrar (1977), paradójico título que expresa, quizás, el intento constante de Saer por –según sus propias palabras– "combinar poesía y narración". Ha sido traducido al francés, inglés, alemán, italiano y portugués.

OBRAS

 

 

  • En la zona (1960)
  • Responso (1964)
  • Palo y hueso (1965)
  • La vuelta completa (1966)
  • Unidad de lugar (1967)
  • Cicatrices (1968)
  • El limonero real (1974)
  • La mayor (1976)
  • Nadie nada nunca (1980)
  • Narraciones (1983)
  • El entenado (1983)
  • Glosa (1986)
  • El arte de narrar (1988)
  • La ocasión (1988)
  • El río sin orillas (1991)
  • Lo imborrable (1993)
  • La pesquisa (1994).
  • El concepto de ficción (1997)
  • Las nubes (1997

 


por:FERNANDO MOLLE

a precocidad no es un atributo que sobre entre los narradores argentinos. ¿Cuántos pudieron alcanzar, antes de los treinta años, la madurez y el dominio de la lengua que Juan José Saer demuestra ya en sus primeras narraciones? En estos libros iniciales, que Saer produce entre los veinte y los treinta años -En la zona (1960), Responso (1964), Palo y hueso (1965), La vuelta completa (1966), Unidad de lugar (1967)-, ya está conformada la matriz de ambientes y personajes que constituyen la ficción saereana. Y este corpus inicial será la usina que generará buena parte de su obra posterior y, acaso, de sus libros por venir.Esta reedicion de la vuelta completa, su primera novela (escrita entre 1961 y 1963 e inhallable por décadas), viene a poner bajo una nueva lupa a los personajes ya conocidos del autor de El limonero real: Tomatis, Pancho, Leto, Barco, Rey y otros. Es aquí donde este grupo de amigos, recurrente en los libros posteriores de Saer se encuentra por primera vez en una narración extensa. No es lo único que inaugura esta novela: también la prosa de Saer, con sus meticulosas descripciones, el uso fragmentario de los diálogos y su estiramiento de la temporalidad, encuentra aquí las planicies por donde deslizarse con amplitud.
Las dos partes de La vuelta completa, que ocurren en escenarios y tiempos semejantes y por momentos simultáneos, están centradas en César Rey y en Pancho. Dos relatos que son variaciones de una única historia. Para navegar por estos dos afluentes de un mismo cauce ficcional, Saer elige el sencillo procedimiento de seguir con su cámara todo el tiempo a cada uno de estos personajes, en sus encuentros con los otros, en sus tiempos muertos, en sus momentos de soledad. Recurso cinematográfico para una novela absolutamente infilmable, donde los gestos más nimios y las irrupciones más viscerales y extremas están puestas en un mismo plano, tejiendo ese entramado que aspira a representar los ritmos de la vida.
César Rey es un escritor que se acerca a la madurez y que perdió toda ilusión en la trascendencia de la literatura. Ha publicará do algunos libros, pero ya no le queda más que la inercia, la ginebra, y jugar con la posibilidad del suicidio. Nihilismo que también impregna su secreta relación con Clara, la mujer de Marcos, ascético mil¡tante de izquierda y amigo de Rey. Marcos y Rey se encuentran un mediodía a almorzar en un restaurant; se habla de política, de literatura, pero lo que flota por debajo de las palabras es la duda o certeza de Marcos: si su mujer lo engaña o no con Rey. Los diálogos, que en Saer suelen ser deshilvanados, inconducentes, fragmentados, como son en la realidad, se extienden en largos monólogos expositivos, estirados hasta convertirse en soliloquios. Exhaustiva, como una desgrabación en bruto, la conversación se transcribe sin elipsis, casi en tiempo real, creando en el lector la tensión de ser un tercero a la mesa.
A Pancho, que en esta novela es un joven profesor de literatura, parece faltarle el 1 motor que hace que una vida avance. Fuera del mundo, el hastío, el insomnio per y la inhabilitación para amar lo torturan día y noche. Estos caracteres, que podrían explicarse como simple misantropía juvenil, se acelerarán hasta estallar, hacia el final, en una brote patológico. Pancho alterna su trabajo en un colegio secundario con los encuentros con la barra de amigos: Tomatis, Leto y Barco, de quienes se siente cada vez más lejos. Como el Meursault de Camus, la distancia insalvable que Pancho siente hacia los otros parece habilitarlo a realizar cualquier acto. Pancho todavía no se decide a dejar a su novia, Dora, quien a su vez tiene una prima adolescente, Beba. Pancho, sin perder su impasibilidad, viola y golpea a Beba, en una escena que parece salida de una obra de lonesco a la que se le hubiera extirpado toda posibilidad de risa.
Este anemia moral provocada por el vacío le da a La vuelta completa cierto aire existencialista -palabra hoy devaluada por 4Q estar a la moda, o por haber sido moda hace ,décadas-. Como los hastiados del primer Sartre o de Camus, Rey y Pancho, a su modo, se enfrentan a la tarea cotidiana de encontrar una finalidad a sus vidas allí donde ellos no ven nada. Para Pancho, el vacío es algo que empieza a sentirse en el estómago desde que suena el despertador hasta la noche insomne. César Rey, descreído de la trascendencia del arte, afirma en un alcohólico encuentro con Leto: ¡que peso puede tener en el contexto de una vida como la mía, o como la suya, una de esas obras monumentales que a sus ejecutores les han producido la ilusión de una realización casi cósmica? Ninguno". También: "Hubo un tiempo en que yo no percibía las cosas. Las leía. Trataba de encontrar en la realidad las cosas que había leído. Me parece que fue por eso que me cansé de la literatura".
Estas dos "media vueltas", la jornada de Rey y la de Pancho, se entrecruzan en distintos momentos, hasta fundirse en una escena final: una fiesta en la casa de Dora. Todos confluyen ahí: el irónico, ocurrente y vividor Tomatis, el grave y leal Barco, el silencioso Leto, además de Pancho y Rey, acompañado de Clara. El ambiente se enrarece, "algo se aproxima", porque el narrador ya no está pegado a un personaje sino que parece meterse en todos lados a la vez. El punto de vista se multiplica, la temporalidad se fractura en mil pedazos. Todos charlan, beben. Entre frases de compromiso y observaciones hirientes, entre tragos y canciones, Pancho sufre una crisis que lo empujará a tomar una decisión.
Pero La vuelta completa no termina allí, sino que continúa de modo lateral en otras narraciones del sistema Saer, con sus personajes envejeciendo a la par que su autor. Particularmente en Glosa (1986), tal vez su mejor libro, centrado en Leto, personale secundario en su primera novela. En este sentido, será inevitable leer esta "nueva" primera novela de Saer a la luz de su obra posterior, influida por sus sucesoras, segun la inversión de influencias patenta da por Borges.
Saer es un escritor exprimido por la crítica universitaria desde hace 20 años, que quiso transformarlo en el (involuntario) comodín para ensayar teorías, fijar posturas o defender intereses. Durante años se le endilgaron motes, tal vez inevitables cuando una obra empieza (o para que empiece) a ser leída: regionalista, objetivista, "dificil" Todas etiquetas reduccionistas, insuficientes, aunque encontremos en su literatura una insistencia en fijar una zona en donde orbitan sus personajes; aunque pueda tener algunos ecos del descriptivismo de la nouveau roman; y, finalmente, aunque la densidad y morosidad de su escritura no lo habiliten para cualquier lector.
Por otra parte, cierto aggiornamento editorial ha propiciado últimamente a Saer para presidir eventos, para prestigiar. Todos estos equívocos y promociones quedan muy lejos de sus libros, en especial de los primeros, escritos con la pureza y la impunidad que da el anonimato. Es cuando un escritor -como describió Sergio Chejfec, a propósito de los primeros libros de Saer "esta a la intemperie, no cuenta todavía con la ayuda del resto de su literatura, y se las debe arreglar con lo poco o
mucho que sale de sus manos".

 

 

 

LAS NUBES

 


"SERA INEVITABLE LEER

ESTE LIBRO A LA LUZ DE

SUS SUCESORES,

INFLUIDO POR ELLOS."
 

JUAN JOSE SAER

 

saer

 

libro la vuelta completa

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