JORGE LUIS BORGES

 

Jorge Luis Borges (1899-1986) nació en el seno de una familia que habría de aportarle las bases que lo transformarían en uno de los mejores escritores en lengua española. Su madre, Leonor Rita Acevedo Suárez, descendía del coronel Manuel Isidoro Suárez, guerrero de la Independencia; su abuelo paterno, el coronel Francisco Borges -quien presta su nombre a una plaza y una calle del barrio de Olivos, en el bonaerense distrito de Vicente López- había sido partidario de Bartolomé Mitre y fue muerto en el combate de "La Verde", en 1874. Su padre, Jorge Guillermo, era abogado, profesor de psicología, escritor y descendiente de Edward Young Haslam, un filósofo recibido en la Universidad de Heidelberg (Alemania) y columnista de los periódicos locales de lengua inglesa más prestigiosos de su época: "The Southern Cross", "Buenos Aires Herald", "Daily News" y "River Plate Times". Poco antes de morir en Ginebra, Suiza -donde en su juventud había cursado el bachillerato- Borges comunicó algunas de esas claves familiares que, sin duda, nutrieron su literatura. Allí habló de su abuela anglicana, hija de pastores metodistas, nacida en Staffordshire, Gran Bretaña. Y también habló del catolicismo de su madre: "Esa abuela era muy religiosa, repetía la Biblia de memoria. En cambio mi otra abuela, la criolla, era católica, pero católica de un modo superficial aunque mi madre, ella sí, profesaba un catolicismo muy creyente y mi padre el agnosticismo, porque era un librepensador". En esa ocasión el escritor también arrojó algunas claves de su relación con el más allá: dijo creer en "un Dios ético" y descreyó de "un Dios personal", ironizando que a pesar del catolicismo de una de sus abuelas, en la familia "todo eso se unía, ellos se perdonaban esas pequeñas diferencias".  Borges -conocido como Georgie, desde su infancia- había nacido en una casa de la calle Tucumán al 800. Pero, en realidad, sus primeros recuerdos se remontaban a la casa de la calle Serrano, pleno barrio de Palermo, donde vio desfilar a muchos amigos de su padre -Alfredo Palacios, Evaristo Carriego y Alvaro Melián Lafinur, entre otros- en las tertulias literarias celebradas al pie de la biblioteca. En esa casa, que cobijó a los Borges en 1901, nació Norah, la hermana del escritor. Allí una institutriz, inició a los hermanos en la lengua de Shakespeare. Y Borges produjo su primer trabajo, en 1905: un texto sobre mitología griega escrito en inglés, al que iba a suceder "Bernardo del Carpio" (obra teatral de raíz cervantina) y el cuento "La visera fatal". Casi con el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, los Borges se radicaron en Europa; el escritor cursó su bachillerato en Ginebra y, en España, trabó amistad con los literatos vanguardistas. Comenzó a frecuentar las tertulias de Rafael Cansinos Asséns, el poeta que para Georgie "fue un maestro". El regreso a la Argentina, en 1921, trajo un Borges convertido en latinista y que dominaba cuatro idiomas. Fue entonces cuando fundó la revista mural "Prisma" y el tríptico "Proa", sin duda fruto de su relación europea con Juan Larrea, un gran conocedor del expresionismo alemán que llevó de la mano al argentino a experimentar el ultraísmo. El primer libro de Borges, "Fervor de Buenos Aires", alcanzó las librerías porteñas en 1923 y, poco después, vendrían otros dos volúmenes de poemas: "Luna de enfrente" (1925) y "Cuaderno San Martín" (1929). Esa producción inicial fue completada por seis ensayos "Inquisiciones" (1925), "El tamaño de mi esperanza" (1926), "El idioma de los argentinos" (1928), "Evaristo Carriego" (1930), "Discusión" (1932), "Historia de la eternidad" (1936) y un relato, "Historia universal de la infamia", escrito en 1935. La década del 30 iba a sorprender al escritor colaborando con "Sur", la notable revista literaria dirigida por su amiga, la talentosa Victoria Ocampo. Borges, con Pedro Henríquez Ureña, preparó una antología de literatura clásica argentina y tradujo a Virginia Wolf, Franz Kafka, Henri Michaux y William Faulkner, entre otros. La del 30 fue una década fecunda para este hombre que le propuso al mundo entrar y hasta perderse en sus amados laberintos, o en el tiempo, su gran obsesión. En 1931 Borges consolida su productiva amistad con Adolfo Bioy Casares y, en 1933, con Ulises Petit de Murat dirigió el suplemento literario del diario "Crítica". Sin embargo, hacia fines de esta década iban a sobrevenir severos pesares para el escritor. El principal fue la muerte de su padre, en 1938, a la cual iba a suceder una septicemia padecida por obra de la casualidad, la que llevó a Borges a pensar en dejar de escribir. Por fortuna no lo hizo, y produjo "Pierre Menard, autor de El Quijote", al que muchos consideran la piedra angular de su narrativa. Ese, junto a otros siete cuentos, dieron nacimiento a "El jardín de los senderos que se bifurcan", libro que recibió el unánime elogio de la crítica. Lo cierto es que el inicio de la década del cuarenta sorprende a Jorge Luis Borges -junto a Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares- con la edición de "Antología de la literatura fantástica". A ésta iba a suceder, en 1942, "Seis problemas para Don Isidro Parodi", elogiada narración detectivesca donde Borges y Bioy comparten el seudónimo que da principio a la colección "El séptimo círculo": H. Bustos Domecq. Poco después con "Ficciones" (1944), una de sus obras maestras, Borges iba a obtener el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, antes de escribir "El Aleph" (1949), quizá el texto fundamental de su obra. Por ese entonces Borges ocupaba el cargo de director de la Biblioteca "Miguel Cané", que dependía de la Municipalidad de Buenos Aires y el intendente, Emilio Siri, le iba a provocar un serio disgusto. Sabiendo que Borges era antiperonista, Siri ordenó su traslado en el escalafón burocrático municipal: sacó al intelectual de la Biblioteca invitándolo a que controlara las ferias de la ciudad, bajo el pomposo y socarrón cargo de "inspector de aves, huevos y afines". Obviamente el escritor no aceptó semejante burla y renunció, mientras su nombre trascendía los círculos literarios del mundo entero y la Sociedad Argentina de Escritores, en 1950, le confiaba su presidencia. Dos años después, en 1952, Borges iba a producir "Otras Inquisiciones" y, en 1955, con el derrocamiento de Perón vendría su reivindicación. Entonces lo invitaron a que aceptara la Embajada en Washington pero Borges, tan sereno y medido como cuando renunció a inspeccionar aves, huevos y afines, aceptó un segundo ofrecimiento, que lo convirtió en director de la Biblioteca Nacional, cargo que ejerció por espacio de diecisiete años y en el cual se jubiló. Al ocupar la dirección de la Biblioteca, paradójicamente, se agudizó su ceguera: "Nadie rebaje a lágrima o reproche/Esta declaración de la maestría/De Dios, que con magnífica ironía/Me dio a la vez los libros y la noche" iba a evocar, tiempo después, en "El hacedor" (1960). Tal vez porque comenzaba a nacer el otro Borges, el que se aprestaba a compartir la vida con una mujer que no fuese su mamá o Fanny, la esforzada y fiel ama de llaves que en la vida del poeta irrumpió como una luz. Pero antes que esto ocurriese vendría, quizá, la etapa más prolífica de Borges, poco después de recordar a su padre en "La lluvia". Fue hacia 1961, cuando junto a Samuel Beckett recibió en Mallorca el Premio "Formentor", la distinción concedida por el Congreso Internacional de Editores que significó la consagración mundial del gran escritor argentino. Acompañado por su madre, poco después, emprende su primer viaje académico y recala en la Universidad de Texas, Estados Unidos, donde dicta cursos. Luego, en 1962, recibe el nombramiento de "Comendador de las Artes y las Letras" otorgado por el gobierno francés y, en 1964, invitado por el British Council pronuncia un ciclo de conferencias. Ese año, el de 1964, Borges edita un poemario de sugestivo, borgiano (como se dice) título: "El otro, el mismo" y, en 1965, escribe "Para las seis cuerdas", el conjunto de milongas que musicaliza Astor Piazzolla. Parece estar lejos de Europa y acercarse a Barracas y a Palermo, retorna al Adrogué de sus mocedades y vuelve a tutearse con su inolvidable "hombre de la esquina rosada". Ha recibido el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes y distintas universidades del planeta lo declaran "doctor honoris causa". Ha cumplido 68 años y un día de la primavera -el 21 de setiembre de 1967- sacude a Buenos Aires casándose con Elsa Astete Millán, su primera esposa. La pareja aparece fotografiada en todos los diarios, ocupando el balcón de un departamento de Belgrano al 1.300, destinado a no perdurar en ese encuentro de dos enamorados. Pero antes Elsa y Borges viajan a la Universidad de Harvard y el escritor publica, en 1969, su "Elogio de la sombra", una clara alusión a su creciente ceguera. Un año después, en 1970, Borges se divorcia y vuelve con su madre al departamento de Maipú al 900. Ese mismo año, el escritor hace conocer que acaba de llegar a las librerías su "Informe de Brodie". Ahora ese Borges de la voz cadenciosa le habla a un periodista. Le cuenta de un poema en el cual describe a una niña que lo había abandonado: "Siempre eran distintas niñas, pero la misma vocación. Siempre era un estímulo de este tipo: sentirme fuera del tiempo -le dice al periodista con su clásico susurro-, sentirme como una especie de espectador un poco indiferente de Jorge Luis Borges, un espectador un tanto eterno, un tanto alejado ya. Y después he vuelto a la vida común y recuerdo aquello que era como un pequeño éxtasis, pero nada más. No podría contárselo a nadie, ni a mí mismo tampoco. Pero me ha servido para fines literarios". ¡Y vaya si le sirvió! En 1972 Borges edita "El oro de los tigres", en 1975 "El libro de la arena", en 1976 "La moneda de hierro" y, en 1977, "Historia de la noche". Y, después, más premios y distinciones: en 1979, en España, el Cervantes; luego el Gran Premio Literario Ciro D'educa, en París y, más tarde en Italia, el premio Balzán. Pero había que seguir escribiendo y en 1981 edita "La cifra", en 1982 "Nueve ensayos dantescos" y, en 1984, Atlas, una obra que lo vincula a la mujer que lo vio morir, María Kodama. Borges se casó con María Kodama el 26 de abril de 1986, poco después de un viaje a Milán realizado por la pareja con el fin de dictar un ciclo de conferencias, para luego radicarse en aquella Ginebra de la adolescencia. Allí murió Borges el 14 de junio de 1986.

  ORIGEN DE DATOS: HISTORIA VISUAL ARGENTINA
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