IMPRESIONISMO Y PAISAJE NACIONAL
por SyIvia Iparraguirre
En los orígenes de nuestra nación,
la generación romántica (Echeverría en La cautiva,
Alberdi en Memoria descriptiva sobre Tucumán) abordó el
tema del territorio del país donde empezaba a aparecer, tímidamente
pero seguro, un arte. A fines del siglo XIX vuelve a darse un fenómeno
semejante, esta vez en pintura, con una diferencia: ya no es el territorio
propio el que se indaga, sino el paisaje. Sí el romanticismo
literario dejó las ruinas europeas para intentar na rrar la pampa,
estas palabras de Fernando Fader, luego de su vuelta de Europa, hablan
de lo mismo: "el día que me encontré solo frente
a las montañas gigantescas de la Cordillerá, terminó
toda mi ciencia pictórica"- La misma idea resuena en las
palabras programáticas de Martín Malharro publicadas en
la revista Ideas (1903): Tara fundamentar la pintura nacional es necesario
que olvidemos casi, lo que podamos haber aprendido en las escuelas europeas.
Es preciso que, frente a frente de la naturaleza de nuestro país,
imaginemos sus misterios, explorando, buscando el signo, el medio apropiado
a su representación En la preocupación
por encontrar un "arte nacional" que manifestara
lo "característico argentino", el paisaje se constituye
en el género clave,
El propósito no escapa al contexto de la "Argentina aluvial".
Se acuñan giros como: "ideal nacional" y "genio
nativo'. No hay lugar para discutir los ambiguos componentes de estos
programas, sólo diremos que el campo intelectual yartístico
elaboraba la formación ideológica de una cultura nacional.
No sin conflicto, se rompían viejos moldes y se entraba, definitivamente,
en otra
etapa. Estas cuestiones se hacen evidentes alrededor del Grupo Nexus,
la figura de Martín Malharro y la Exposición delCentenario.
La primera exposición de Malharro a su vuelta de Europa, en Witcomb
en 1902, marca el desembarco de "los esplendores del impresionismo"
en Buenos Aires. Con la llegada de Fader, en 1904, están haciendo
su obra en el país los dos grandes maestros "impresionistas"
argentinos. No se trató de la mera adopción de un lenguaje
que, por otra parte, no fue ortodoxo. Fue la adaptación que,
según condiciones y sensibilidades, cada uno de ellos hizo de
él. El impresionismo produjo un cambio radical en la pintura
al relacionarla con los conceptos de duración y subjetividad.
Duración porque la idea es captar un instante determinado en
el cual la luz produce variaciones irrepetibles sobre el paisaje. Subjetividad
porque lo que importa es la mirada del que pinta. A esta tendencia se
integrarían, desde perspectivas diversas, Ramón Silva,
Fray Guillermo ButIer, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Ernesto
de la Cárcova, Walter de Navazio y Alejandro Christophersen,
entre otros. En la propuesta impresionista argentina, la incomprensión
pareció rodear al visionario y libre Malharro, mientras que el
salto hacia la apreciación del público de un paisaje nacional
en la pintura lo daría Fader.
Martín Malharro fue un rebelde por
naturaleza 0, como metafóricamente lo presenta Ángel Nessi,
"un abatidor de sistemas caducos, un devorador de tinieblas...
todo contra viento y marea", visión romántica que
él mismo forjó a través de sus conferencias y sus
escritos polémicos. Nacido en Azul en 1865, al
a los catorce años se escapa a Buenos Aires siguiendo su vocación.
Trabajó como ilustrador haciendo litografías para las
crónicas policiales de los diarios y diseñó etiquetas
comerciales. Su primera formación fue en la escuela de la Sociedad
Estímulo, con Francesco Romero. Defensor a ultranza del modelo
natural, su infancia en Azul le dio contacto directo con la pampa y
la sierra.Pero no se conforma y viaja a Tierra del Fuego. De su estadía
trajo la coloración del Sur y una indagación del paisaje
marino que presentó en 1894 enuna exposicion en la que se destacan
obras como El corsario La Argentina. Paraeste momento, Malharro había
tomado una distancia mental irreversible con el siglo XIX italiano,
pilar de la Academia, y necesitaba buscar otros medios para ver y pintar
la naturaleza. En 1895 viaja a París, donde conoce el impresionismo
-Renoir, Monet pero, según su discípulo Carlos Giambiagi,
admira a Millet y a Corot. Y más significativamente, "est:aba
poseído por el patetismo de Millet". De este último
le vienen la melancolía y las tonalidades bajas. Los años
que separan la producción de Malharro de la de Fader son significativos
en cuanto a la aceptación de sus obras por parte de un público
al que había que «educarle el ojo". Sin embargo, sus
exposiciones (1902-1908) son bien recibidas y lo acompaña el
éxito en las ventas. Según consta en los diarios dela
época, el presidente julio Argentino Roca es uno de los coleccionistas
de sus obras. A diferencia de algunos intelectuales de su generacion
a quienes socialismo y anarquismo seducen mientras son retóricas,
Malharro mantuvo su compromiso anarquista hasta el final. Esto le valió
no pocas incomprensiones. Participó del Grupo Nexus (Malharro,
Fader, Collivadino, Quirós, Ripamonte, Rossi, Lynch y Dresco)
que, sin duda, no fue homogéneo. El grupo no llevó adelante
sus propuestas renovadoras, aunque las disensiones parecen ser más
ideológicas que estéticas. Algunos de sus miembros ocupaban
cargos oficiales ydeterminaban "políticas de arte",
con inclinación a un nacionalismo tradicionalista. Con todo esto
rompe Malharro y queda aislado. El maestro natural que había
en él se refugia en un grupo de discípulos. Cuando
muere, en 1911, serán ellos los que proyectarán su tendencia.
Los más cercanos a Malharro fueron Ramón Silva y Walter
de Navazio.Lector y, en la adolescencia, ilustrador espontáneo
de Rocambole, el héroe folletinesco, Ramón Silva tuvo
una vida breve y de tinte romántico. Muerto a los veintinueve
años minado por la tuberculosis, fue un intuitivo y un imaginativo.
En su primera formación impresionista está la influencia
decisiva de su maestro. En 1911 viajó a París, El encuentro
con la pintura de Van Gogh resultó capital para su comprensión
del color, pero fueron Cézanne y Sisley los que dejaron en él
la huella más profunda. El acercamiento al post impres ionis
mo, incluso al fauvismo, le da un notable dominio de la materia que
combina con su sensibilidad particular para el color (Alrededores de
París, Bosque, El pavo azul) y con un manejo transparente de
la luz (Parvas doradas). En 1915 realiza su única exposición
en la Comisión Nacional de Bellas Artes. Nadie supo ver su maravillosa
pintura, que sólo obtuvo indiferencia. Giambiagi lo recuerda
así: "amaba los troncos leprosos y las nubes cautelosas.
Nunca supo defenderse de los mercaderes de la crítica adocenada''.
Por edad (los separan dieciocho años), Fader pudo haber sido
discípulo de Malharro. Sin embargo, el que vuelve a la Argentina
en 1904 es casi un pintor hecho. Si Fader no comparte el temperamento
de homme révolté de Malharro, tiene su misma energía.
Pertenece a la raza de los pioneros. Arquitecto, industrial, escultor,
poeta, dramaturgo, ejecutante de piano, pero sobre todo pintor, nació
en Burdeos, Francia, en 1882. A los tres años ya vive en Mendoza
donde su padre, inmigrante alemán, instala diversas empresas.
Su aprendizaje como pintor lo realiza en Munich. La influencia de su
maestro Heinrich von Zügel, animalista famoso que lo inicia en
la pintura al aire libre, sería duradera en su obra. En 1904
ganó el Primer Premio de la Academia de Munich con su cuadro
La comida de los cerdos. Ese año vuelve a Mendoza. Hacia fines
de 1905 presentó en el Salón Costa de Buenos Aires cincuenta
y cuatro obras que recibieron elogiosos comentarios del crítico
de La Nación, Cupertino del Campo. Alentado, expone al año
siguiente en el mismo salón. Casi todas son obras ejecutadas
al aire libre. Desde el primer momento la crítica advierte en
él la tendencia bien marcada y los medios expresivos resueltos".
En 1907 Fader forma parte del Grupo Nexus y participa en sus exposiciones
colectivas de 1907 y 1908. En 1907 da una conferencia en la Sociedad
Científica Alemana bajo el título bien sugestivo de Posibilidad
de un arte argentino y sus probables caracteres". En 1914 gana
el Premio Adquisición del Salón Nacional con Los mantones
de Manila, pero lo rechaza por considerar que el monto no alcanza el
valor del cuadro (la historia le dará la razón) Desde
ese momento expondrá solo, en galerías particulares. De
estos años data su amistad con el galerista Federico Müller,
que seguirá hasta su muerte. En
1916 se va a vivir a Córdoba por problemas de salud. Fader se
sumerge en un paisaje que llegará a comprender en profundidad
y que no abandonará nunca.
Corrales de cabras, ranchitos de adobe, parejas de animales, árboles,
su fiel modelo Laura Ochoa (Blancos, Al solcito), quedarían en
múltiples obras de madurez en las que se percibe una importante
transformación: las telas adquieren gran vibración de
luz; la paleta se aclara hasta el blanco luminoso,las sombras son coloreadas,
las escenas abarcan grandes espacios. Se compró un auto, el mítico
"fordcito", taller ambulante con el que hacía lo que
él llamaba sus "campañas". En Ojo de Agua pintó,
siguiendo el leitmotiv impresionista, La vida de un día, ocho
estupendos cuadros con el mismo motivo desde la mañana al anochecer.
Al reconocimiento de los años veinte (Pagano lo llama, en 1924,
"maestro de la pintura contemporánea") sigue el olvido
después de su muerte. Su obra resurge intacta, valorada, en los
años sesenta. A partir de entonces, coleccionistas y museos buscarán
con avidez sus cuadros en los que el paisaje argentino se vuelve, indiscutiblemente,
"un Fader'. Si Nexus proponía el paisaje nacional y el requerido
rescate de nuestra herencia hispano -criolla, Cesáreo-Bernaldo
de Quirós fue su miembro más consecuente.
Nacido en Entre Ríos, desde la infancia observó minuciosamente
las costumbres y condiciones de vida del que sería el protagonista
excluyente de su serie
Los gauchos, a la que le dedica todo un período (1923-1928).
Si bien sus comienzos están marcados por una paleta luminosa
y la libertad en el uso del color y los empastes (a la manera de los
pintores impresionistas), no renunciaal detalle para crear sus personajes.
"Soy y seré postimpresionista", afirmaba en
1956. Desde su maestro valenciano Vicente Nicolás Cotanda, hasta
Zuloaga, de quien fue amigo personal, se advierte en su pintura la influencia
del regionalismo español que lo conduce, a veces, a una tipificación
del modelo, a rasgos de pintoresquismo. Si Malharro queda aislado, si
Silva es valorado mucho después,
si Fader siguió su propio camino, Quirós logra en la época
una posición central.
En la Exposición del Centenario se le dedica una sala y obtiene
la medalla de oro. Lugones, a quien Quirós admiraba, dijo de
sus cuadros: "cada figura sería un cuadro por sí
sola; de tal modo es cada cual la explicación de un temperamento".
Corcova Iturburu, por el contrario, opina que sus "gauchos, montoneros,
patrones de estancia están pintados con un espíritu grandilocuente
y una visión convencionalmente ideslizadera''. De su primera
época vinculada con el impresionismo, nos quedan cuadros notables
como La hamaca (1913).
IDENTIDAD Y PAISAJE
por Diana B. Wechsler
Hacia finales del siglo XIX y frente al creciente
aluvión inmigratorio que llegó a la Argentina, emerge
el debate en torno de la constitución de la identidad nacional.
Las artes plásticas se involucran tempranamente en este debate
que recorre -con distintas alternativas- las primeras décadas
del siglo XX. El tema del paisaje nacional se presenta como un espacio
donde desarrollar una estética vinculada con este propósito
de delinear una identidad.En 1902 Martín
Malharro abre la cuestión sobre el arte nacional desde varios
frentes: por un lado escribe notas en El Diario, donde estimula a los
artistas a mirar el paisaje de los diferentes rincones del país
y toma como ejemplo el caso de Augusto Bellerini quien recorriera diferentes
regiones tratando de capturar con su paleta nuestra naturaleza. También
en sus notas afirma: "pensamos con el filósofo y crítico
francés Proudhon, que el arte debe ser nacional, concreto, hablar
la lengua del país, participar de sus emociones ( ... )".
Por otro lado, expone en la galería Witcomb ochenta trabajos
realizados durante su estancia en París, que imponen una nueva
mirada, la del impresionismo. La crítica lo recibe como un artista
lleno de bríos revolucionarios en materia pictórica"
que "acentúa nuevos rumbos en el arte, hasta ahora poco
conocidos -¿Ntre nosotros Lejos del estereotipo que la historiografía
tradicional ha querido establecer con Malharro como "artista maldito",
hoy sabemos que fue muy bien recibido a su regreso de París,
logró vender toda su obra en la primera exposición de
1902, y su campaña por sostener una posición de artista
profesional fue quizá la primera de un camino que recorrerán
luego con éxito creciente otros artistas. Por otra parte, la
propuesta que incorpora Malharro de una pintura luminosa, al aire libre,
siguiendo los postulados del impresionismo francés, se convierte
en poco tiempo en la norma para tratar el paisaje.La
consigna sostenida por Malharro acerca del paisaje nacional, que lo
lleva a polemizar hasta su muerte, en 1911, es revisada por los artistas
integrantes del Grupo Nexus: Quirós, Ripamonte, Rossi, Lunch,
Dresco, Collivadino y Fader.Es Fernando
Fader quien, en 1907, en una conferencia, exhorta a los artistas diciendo:
"Las raíces y vuestras fuerzas, están en el cultivo
de lo propio. Abrid vuestros ojos y ved vuestra patria". Estas
palabras sintetizan las intenciones y la acción de numerosos
artistas, poetas e intelectuales que buscaron desarrollar a comienzos
del siglo XX una identidad nacional.Se
suman a esta propuesta de tina pintura clara, donde el tema esté
reducido a la observación de un momento fugaz de la naturaleza,
artistas de la generación anterior como Ernesto de la Cárcova
y Alejandro Christophersen.El tema del
paisaje y la descripción de momentos de la naturaleza y del hombre
en ella sigue un recorrido de intensificación de la gestualidad
y explotación del valor expresivo de los colores, que trazan
los discípulos de Malharro: Walter de Navazio y Ramón
Silva. Fuertes contrastes de colores, en una naturaleza plasmada en
sus formas más expresivas, son la nota distintiva de las obras
de estos artistas que cierran la década del 10 con un conjunto
de paisajes que prometen un desarrollo expresionista que quedó
trunco por la muerte de estos dos jóvenes artistas. Otro camino
es el que continúa trazando Fernando Fader, que se convierte
en artista de la Galería Mülle'r -a partir de 1915- y se
dedica a trabajar en Córdoba y enviar anualmente sus obras para
exponerlas, con mucho éxito por cierto, en Buenos Aires. Personas,
animales, vegetación constituyen un todo armónico en .la
mirada de Fader, que los integra con una paleta clara, con una personal
combinación de verdes, azules, lilas y amarillos, con toques
de blancos que atenúan la composición. Varias obras de
los años veinte despliegan una indagación nueva sobre
el color. Blancos sobre blancos, sutiles incidencias de la luz, caracterizan
muchos de sus trabajos revelando el despliegue de nuevas búsquedas
que quedaron sin desarrollar, posiblemente ante la demanda de un público
que deseaba ver en cada nueva exposición al Fader de los lilas
y los azules.Entre tanto Quirós,
a partir de la década del 20, irá pulsando además
del paisaje otras cuerdas dentro de la temática de lo nacional
en arte. Sus series de gauchos federales y escenas de campo incorporan
un eje histórico como elemento de construcción de la identidad.Un
planteo diferente es el que propone Fray Guillermo ButIer. "El
arte no es una simple distracción ( ... ) sino una necesidad
imperiosa de nuestro espíritu." Estas palabras de Fray ButIer
sintetizan su perspectiva de la pintura. En sus obras el paisaje se
espiritualiza. Organiza el espacio ordenándolo por medio de formas
simples, volúmenes netos y colores engamados. Espacios iluminados
por una mágica luz clara y pareja evitando todo tipo de contrastes
fuertes, dan al conjunto de sus obras un carácter muy homogéneo.Estos
artistas, cada uno a su manera, operan dentro del amplio movimiento
encaminado a delimitar las características de la nacionalidad
argentina, que se despliega con intensidad ya desde los primeros años
del siglo XX. La pintura adquiere el lugar de un recurso más
entre discursos políticos, propuestas educativas, escritos, publicidad
y literatura. Desde cada uno de ellos se busca modelar el perfil de
una identidad nacional, que se afirma en el papel de "granero del
mundo" como lugar establecido para nuestro país en el esquema
de la división internacional del trabajo
origen de datos:arte para todos
impresionismo y paisaje