Salvo durante un año (1910), Diego de Rivera vivió y trabajó en
Europa desde 1907 hasta 1921. Influido por la pintura española de
comienzos de siglo, el conocimiento de Cézanne acabó por llevarlo al
Cubismo, hacia 1913, cuando vivía en París. Al año siguiente traba amistad
con Picasso y Juan Gris, quienes lo incorporan al círculo de vanguardia
donde se cuentan y en el que Rivera ha de descollar por méritos propios.
En 1917, sin embargo, el pintor mexicano adandonó el Cubismo y retorna a
la manera cézanneana, para luego volverse a un neoimpresionismo derivado
de Renoir. De vuelta en México (1921), es convocado por el gobierno para
iniciar el movimiento muralista, junto con José Clemente Orozco, David
Alfaro Siqueiros y otros. Unas doscientas obras cubistas se deben a Diego
Rivera, la mayoria de las cuales son naturalezas muertas, retratos,
paisajes urbanos y temas de género, como esta Composición ... Pertenece a
la fase del Cubismo "sintético" (reconstitución de la imagen), aun cuando
Rivera practicó el Cubismo "analítico" (desarticulación de la imagen),
abandonado entonces por los creadores de la tendencia. De todas maneras,
en un caso como en el otro, Rivera no se sujetó nunca a los preceptos de
la corriente, una acitud de la que es clara prueba el óleo aquí elegido,
donde los objetos fueron reunidos sin forzamientos ni interferencias, con
la atención puesta en las parcialidades del color, que a la vez delimitan
y funden cada elemento en el espacio pictórico. Este sentido de la
composición servirá a Rivera para sus murales figurativos, alejados ya de
todo interés vanguardista .
Fuente: Prof. Jorge Glusberg
Director Museo Nacional de Bellas Artes
otra biografia
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Composición con reloj, 1914
Oleo sobre cartón
Legado Enrique Villareal, 1938
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