Vamos a detenernos frente a obras de tres maestros cuyos estilos son completamente diferentes.

 Si queremos sorprendernos con un extraordinario dominio de la técnica del pastel, la imagen de "Dos bailarinas, amarillo y rosa" de Edgar Degas (1834-1917) no nos va a defraudar. Esta obra, realizada sobre papel (1,00 m x 1,08 m) es un magnífico ejemplo de aquellos temas que interesaron al artista.

 A través de las imágenes de bailarinas por ejemplo, Degas plantea una mirada como de espectador asomado desde un palco (visión desde arriba) y en la que la captación de algún momento especial lo apartan de una representación convencional. Su mirada de hecho nunca se ajusta a lo tradicional: innova no en el tema sino en la forma de representarlo.

 Para lograrlo hacía una enorme cantidad de dibujos previos, observando durante muchas horas los ensayos, las clases, las funciones. Tomaba luego de una prolija selección aquel que más le interesaba y lo convertía en uno de estos ejemplos magistrales.

Yendo en nuestra visita hacia las salas de arte argentino, nos topamos con un pintor del siglo XIX que nos deja asombrados por su visión de un hecho histórico como fue la Guerra del Paraguay. Nos referimos a Cándido López (1840-1902) y su obra "Vista interior del Curuzú mirada aguas arriba" (óleo sobre tela, 48,2 m x 152,6 m). Aunque su formación se ajustó a la enseñanza académica, su lenguaje es el de un autodidacta pues sin duda no nos resulta difícil vincularlo con una pintura de carácter ingenuo, con ciertos rasgos que casi podrían inscribirse en lo surrealista.

 Su visión de la guerra supera aquello que sólo serviría como crónica gráfica para pasar a constituir una expresión pictórica que no reconoce antecedentes en nuestra pintura. Cándido López estuvo en esa guerra y además fue una de sus víctimas: en la batalla de Curupayty (22/9/1866) fue herido y debió amputársele el brazo derecho. Desde 1870 comenzó a pintar con su mano izquierda y hasta su muerte no se detuvo, dejándonos la serie de obras referentes a la guerra que encontramos en nuestro museo (y también en el Museo Histórico Nacional) y que le darán un sitio preferencial dentro del arte argentino.

 La tercera obra en nuestro paseo es "Círculo con castaño" (1929, óleo sobre cartón, 50 cm x 37 cm) de Wassily Kandisky (Moscú 1866 - Francia 1944). Establecido en Munich desde 1896, este artista ruso que era abogado y profesor universitario, se convertiría en uno de los padres del arte no figurativo o abstracto luego de realizar en 1910 la obra conocida como "Acuarela, 1910".

 Sin embargo, no siempre veremos obras abstractas de Kandinsky: sus comienzos y de hecho los diez primeros años de su arte ponen de manifiesto influencias de los distintos movimientos, que van desde el Impresionismo hasta el Expresionismo y que incidieron en la elaboración de sus pinturas.

 El ejemplo de nuestro museo pertenece a un momento cúlmine en la escuela que lo tuvo como profesor durante años: la Bauhaus. Convocado por el arquitecto Gropius, además de dictar clases, publicó su libro "Punto y línea sobre el plano" y desarrolló una serie de obras con formas geométricas que lo apartaron de la abstracción más lírica y libre de sus acuarelas (a partir de 1910 y hasta 1917) y óleos anteriores. Kandinsky fue claramente uno de los más grandes artistas del siglo XX.