ALEJO CARPENTIER

 

"CARPENTIER ABRUMA CON EL RECORDATORIO DE SUS AMISTADES PRESTIGIOSAS."

CARPENTIER

 POR: CESAR AIRA

CARPENTIER, ALEJO (Cuba) 1904-1980.

 Fue uno de los más prestigiosos hombres de letras del continente, traducido y leído en Europa, prominente funcionario del régimen castrista. Aun así, se sabe muy poco de sus orígenes y su juventud. Según él, habría nacido en La Habana, hijo de un arquitecto francés y una música rusa, y habría estudiado en colegios de Francia, Austria, Bélgica y Rusia. Sus propias informaciones al respecto muestran una visible exageración, aunque podrían ser ciertas: "Mi abuela era una excelente pianista, alumna de César Franck. Mi madre lo era también, y bastante buena. Mi padre, que quiso ser músico antes que arquitecto, empezó a trabajar el violoncelo con Pablo Casals. Aprendí música a los once años. A los doce tocaba páginas de Bach, de Chopin, con cierta autoridad". Después de su muerte se halló documentación según la cual habría nacido en Suiza y hay quien afirma que los padres eran humildes inmigrantes, campesinos, radicados en el pueblo de Alquízar, cerca de La Habana, donde el futuro escritor hacía el reparto de leche. Entre 1924 y 1928 dirigió la revista Carteles. En 1927 colaboró en la fundación de la importante Revista de Avance, y participó en el Grupo Minorista; organizó asimismo los primeros conciertos de música contemporánea en La Habana. En 1928, bajo la dictadura de Machado, fue encarcelado por motivos políticos, y logró salir del país con un pasaporte falso (según él, lo intercambio con el poeta francés Robert Desnos). Vivió en París haciendo periodismo hasta 1939, año en que regresó a Cuba. (Estas fechas y andanzas también son controvertidas). Para entonces ya había publicado una novela negrista, Ecuéamba-O (1933) y algunos cuentos, en francés y castellano. Con Viaje a la semilla (1944), cuentos, comenzó a afirmar su prestigio. En 1944 volvió a salir de Cuba, y se radicó en Caracas, donde trabajó como periodista radiofónico, profesor universitario, columnista en diarios y revistas, y realizó una importante tarea de difusión de la música contemporánea. En 1946 publicó el ensayo La Música en Cuba. Al regreso de un viaje a Haití escribió la novela histórica El reino de este mundo (1949), de rigurosa documentación, como la tendrían todas sus novelas en adelante: "No solamente respeta la verdad histórica de los acontecimientos, los nombres de personajes, de lugares y hasta de calles, sino que oculta, bajo su aparente intemporalidad, un minucioso cotejo de fechas y de cronologías". En el prólogo a esta novela, Carpentier propone su tesis de lo "real maravilloso". Su consagración internacional vino con la novela Los pasos perdidos (1953), en la que su refinado musicólogo se interna en la selva del Orinoco y vive una fugaz experiencia adánica. También de su período venezolano son la novela corta El acoso (1956), de asunto político psicológico, y el volumen de cuentos Guerra del tiempo (1958). Triunfante la Revolución, regresó a Cuba, donde ocupó altos puestos oficiales. Desde 1966 fue embajador en París, donde murió. De esta etapa son las novelas: El Siglo de las Luces (1962), ambientada en Europa y las Antillas en los años de la Revolución Francesa, Concierto Barroco (1974), breve novela que reconstruye con minucia histórico musicológica el viaje de un criollo por la Europa dieciochesca, El recurso del método (1976), que puede incluirse en la tradición de la "novela de dictador", La consagración de la primavera (1978), cuya acción se extiende hasta la Revolución Cubana, y El arpa y la sombra (1979), confesión íntima de Cristóbal Colón, que en trance de muerte hace un inventario de sus hazañas y debilidades, todo ello enmarcado por la promoción y el fracaso del proceso de beatificación del Almirante.
Sus mejores novelas son las que simplemente se proponen informar la materia de sus investigaciones, que entreteje con innegable habilidad (El acoso, El arpa y la sombra, Concierto barroco, por ser breves, son las de lectura más grata). Hay que leer sus ensayos y conferencias en los libros Tientos y diferencias (1964), Literatura y conciencia política en América latina (1969), Razón de ser (1976), todos pulcramente recopilados en un volumen publicado en La Habana, Ensayos (1984), para gozar de lo mejor de Carpentier: la límpida expresión de su saber (que sin ser deslumbrante o fantástico corno el de Lezama, es asentado, ordenado, siempre aprovechable), libre del trabajo agotador e improbable de adaptarlo a la forma novelística. Por cierto que en estos ensayos hay que resignarse a los malabarismos políticos del autor y, menos molestos, a los frecuentísimos recordatorios de sus amistades prestigiosas, del tipo "yo hablaba justamente de esto a Graham Greene", "como Antonioni decía recientemente a un amigo mío", "Sergio Eísenstein, quien fuera mi amigo", "yo hablaba recientemente de ello con Michel Leiris" (ejemplos tomados del artículo "El papel social del novelista").