Agatha Christie
LA REINA DEL CRIMEN

Christie, Agatha (1891-1976), novelista inglesa, prolífica escritora de novelas policiacas. Nació en Torquay. El misterioso caso de Styles (1920) inauguró su carrera. Sus relatos se caracterizan por los sorprendentes desenlaces y por la creación de dos originales detectives: Hercules Poirot y Miss Marple. Poirot es el héroe de la mayor parte de sus novelas, entre las que destacan El asesinato de Rogelio Ackroyd (1926) y Telón (1975), donde se produce la muerte del detective.

Su primer matrimonio, con Archibald Christie, terminó en divorcio en 1928. En 1930, durante un viaje por Oriente Próximo, Christie conoció al prestigioso arqueólogo inglés Max Mallowan. Se casaron ese mismo año, y desde entonces Christie acompañó a su marido en sus visitas anuales a Irak y Siria. Utilizó estos viajes como material para Asesinato en Mesopotamia (1930), Muerte en el Nilo (1937), y Cita con la muerte (1938).

Entre las obras teatrales de Christie cabe citar La ratonera, representada en Londres ininterrumpidamente desde 1952, y Testigo de cargo (1953; llevada al cine en 1957 en una magnífica versión de Billy Wilder y protagonizada por Charles Laughton, Marlene Dietrich y Tyrone Power), por la que recibió el premio de la crítica teatral de Nueva York para la temporada 1954-1955. Escribió también novelas románticas bajo el seudónimo de Mary Westmacott. Sus historias han sido llevadas al cine y la televisión, especialmente las protagonizadas por Hercules Poirot y Miss Marple. En 1971 fue condecorada con la Orden del Imperio Británico.

 (1891-1976), novelista inglesa, prolífica escritora de novelas policiacas. Nació en Torquay. El misterioso caso de Styles (1920) inauguró su carrera. Sus relatos se caracterizan por los sorprendentes desenlaces y por la creación de dos originales detectives: Hercules Poirot y Miss Marple. Poirot es el héroe de la mayor parte de sus novelas, entre las que destacan El asesinato de Rogelio Ackroyd (1926) y Telón (1975), donde se produce la muerte del detective.

Su primer matrimonio, con Archibald Christie, terminó en divorcio en 1928. En 1930, durante un viaje por Oriente Próximo, Christie conoció al prestigioso arqueólogo inglés Max Mallowan. Se casaron ese mismo año, y desde entonces Christie acompañó a su marido en sus visitas anuales a Irak y Siria. Utilizó estos viajes como material para Asesinato en Mesopotamia (1930), Muerte en el Nilo (1937), y Cita con la muerte (1938).

Entre las obras teatrales de Christie cabe citar La ratonera, representada en Londres ininterrumpidamente desde 1952, y Testigo de cargo (1953; llevada al cine en 1957 en una magnífica versión de Billy Wilder y protagonizada por Charles Laughton, Marlene Dietrich y Tyrone Power), por la que recibió el premio de la crítica teatral de Nueva York para la temporada 1954-1955. Escribió también novelas románticas bajo el seudónimo de Mary Westmacott. Sus historias han sido llevadas al cine y la televisión, especialmente las protagonizadas por Hercules Poirot y Miss Marple. En 1971 fue condecorada con la Orden del Imperio Británico.

origen datos :enciclopedia encarta 98

 

AGATA CHRISTIE
AGATA CHRISTIE

LA REINA ISABEL LE CONCEDIO LA ORDEN DEL IMPERIO BRITANICO
LA REINA ISABEL LE CONCEDIO LA ORDEN DEL IMPERIO BRITANICO

OBRA DE SUSPENSO
LAS OBRAS POLICIALES DE CHRISTIE

LA REINA DEL CRIMEN

Inglesa de aspecto inocente e infancia penosa,esquivo el dolor urdiendo novelas policiales perfectas,dos matrimonios,viajes y una desaparicion seguida de amnesia le dejaron huellas.

 

Enfocada con la lupa de Hércules Poirot el célebre detective que creó su imaginación la vida de Agatha Christie parece una más de sus novelas. Nació en 1890 como Agatha Miller, Torquay, Inglaterra, en pleno desmoronamiento de la época victoriana. Y para contrarrestar ese desorden y sus propios fantasmas interiores, necesitó que el mundo pareciera un lugar previsible, amable y ordenado. Lo que no le gustaba, lo cambiaba con su inagotable fantasía,hija de un señoríto  bíen que quedó en la ruina tras despilfarrar su fortuna y falleció cuando ella tenía once años, y de una madre depresiva y posesiva de la que tuvo que hacerse cargo, Agatha reflejó en su autobiografía aquella catastrófica infancia. A mediados de la Primera Guerra Mundial se casó con Archie Christie, un seductor e inmaduro piloto de aviación, y tuvo a su única hija, Rosalind. Al morir su madre y descubrir que su marido, enamorado de una tal Nancy Neele, se quería separar, devino el episodio que mejor describe su verdadera naturaleza.
Era ya una reconocida novelista cuando, la noche del 3 de diciembre de 1926, desapareció. Su co­che fue hallado en un te­rraplén, con su abrigo y una maleta. Tras especulaciones en torno de su ase
sinato o la huida con un nuevo amor, Archie la encontró once días después en el hotel Hydropathic del balneario de Harrogte, amnésica. Se había registrado como Theresa Neele, el mismo apellido de su rival. Con el tiempo y un tratamiento psiquiátrico reconstruyó soto en parte aquellos oscuros días. Pero siguió desdibujando lo que le hacía daño: pasó la vida disimulando defectos, tratan do de parecer perfecta. Los detectives Hércule Poirot y Miss Marple son los héroes de la mayoría de sus 79 policiales de fic ción El asesinato de Rogelto Ackroyd, Cnmen en el Expreso de Oriente y Asesinato en la Mesopolamia, entre ellos, todos con sorprendentes desenlaces. También en sus 19 piezas de teatro como La ratonera y Testigo de cargo­articulaba cuidadosamente cada eslabón de la historia. A los 40 se volvió a casar con un arqueólogo quince años menor, Max Mallowan. Este matrimonio, salpicado de viajes, humor y aventuras, y sus seis novelas románticas ‑firmadas como Mar. Westmacott y de las que Ausente en primavera fue su preferida,  fueron, a su juicio, los¡ grandes logros de su vida. Acompañada de Max, murió en 1976, a los 85 años.

origen de datos:revista luna nº841 de 11 de agosto dl 2000
 


origen de datos:revista viva de clarin

Era difícil ver a Agatha riendo con la boca abierta en un lugar público. Tenia malos dientes y estaba muy pendiente de sus defectos físicos.
Asesinó a unas 300 personas con su lápiz, pero odiaba la sangre, a mis personajes con veneno o con algún objeto, es más pulcro y aseado".

El detective le pregunta al mayordomo si después del crimen no fue a-rrancada la hoja del calendario que está en la pared del cuarto. Antes de responder, el hombre atraviesa la habitación y observa el almanaque con detenimiento. El lector se concentra en el elemento/ecto y pasa las páginas con ansiedad esperando aclaraciones sobre días y meses. Error. El dato significativo para resolver el caso era la aguda miopía del interrogado. Un pico pasaje de Agatha Christie. ¿De quién más? "No hago trampas. No enredo al lector con falsos indicios -se defendió una vez-. Me limito a presentar episodios, cosas que pueden ser interpretadas de dos maneras". Fue este modus operandi, tan elemental como astuto, el que conquistó a millones de personas en todo el mundo y la convirtió no sólo en la figura más emblemática de la novela policial inglesa, sino también en un fenómeno editorial sin antecedentes. La Duquesa del Crimen -como prefería que la llamaran- escribió más de 100 libros a lo largo de su vida: 79 novelas de suspenso, 19 obras de teatro, 8 novelas románticas con seudónimo, 3 libros de viaje, 2 tomos de poesía, una autobiograa y 150 cuentos cortos. Peroles números que reflejan su vasta producción son apenas un símbolo de un reinado indiscutido. Según la UNESCO, sólo la Biblia ha superado en lectores a la escritora británica (ver recuadro).

Agatha Mary Clarissa Miller nació el 15 de setiembre de 1890 en Torquay, Gran Bretaña. Su padre era un rentista estadounidense, amante del ocio y el buen pasar, que en pocos años dilapidó su fortunaydejó a los suyos en la ruina. Su madre, una dama inglesa de pura cepa, crió a sus dos hijas en el rigor de los buenos modales y el orden esperado de una familia burguesa a fines del siglo XIX. Agatha era la más pequeña, la segunda. Soñaba con ser pianista, pero jamás logró superar el terror que le provocaba la idea de tocar en público. A los 15 años, aburrida y quejosa ante u-na gripe que la postró varios días, empezó a escribir para matar el tiempo. "Primero probé con la poesía y después seguí con una historia lúgubre, sobre un caso de incesto. Tardé mucho en acercarme al suspenso", recordó alguna vez, en las contadas entrevistas que concedió.

Agatha dio sus primeros pasos en el arte de las letras en tiempos diciles: se despedía un siglo, amanecía otro: Darwin había sacudido al mundo con la palabra evolución, Einstein desorientaba a Occidente rdativizando tiempo y espacio y, en Inglaterra, la crisis del mundo Victoriano -de su orden, de su belleza, de su poder explicativo y tranquilizador- dejaba sin banderas y contendón a las nuevas generaciones. Para colmo, la guerra, la Gran Guerra. En medio de estos avatares de la Historia  transitó Agatha su adolescencia. Su padre había muerto cuando ella tenía 11 años y su familia había pasado de la opulencia, los sirvientes y las dases de piano, a los viajes de apuro para rentar la casa y obtener algún dinero. En ese duro contexto social y personal, un lápiz y un cuaderno, en manos de una nena solitaria. ¿Por qué no intentar recuperar, al menos sobre el papel, el mundo infantil de reglas darás y co-rnado al frente y ella decidió presentarse como enfermera voluntaria en un hospital. Al poco tiempo fue trasladada al dispensario, donde aprendió los secretos del veneno, el arma más certera de sus futuras páginas. Pero pronto la novedad se volvió rutina y el aburrimiento volvió a empujar a Agatha a la escritura. Para desafiar a su hermana, que había desconfiado de sus dotes literarias, decidió escribir una novela policial. El misterioso asunto en Styies, su nombre, el producto de una apuesta. En su manuscrito nació el popularísimo Hércules Poi-rot, un excéntrico detective belga de bigote engominado y vanidad silenciosa, capaz de resolverlos casos más complejos a puro razonamiento. Agatha envió la novela a una docena de editoriales, pero en los meses siguientes no hizo más que apilar sus notas de rechazo en un caj ón de su escritorio.
 "Sus obras policiales son mundos drculares perfectamente explicables, juegos matemáticos para alivio no sólo de la cabeza, sino del corazón, universos previsibles en donde el bien y el mal ocupan lugares prefijados", escribió Rosa Montero, quien rastreó en sus páginas un particular sentimiento de época y analizó las cuestiones personales que pueden haber impulsado su pluma en esa dirección.
 Agatha se casó en 1914 con Archibaid Christie, un aviador audaz, amigo de su familia. A mediados de la Guerra, su marido fue llamado a la guerra., su embarazo y el nacimiento de Rosalind, su única hija, la apartaron de sus aspiraciones literarias y acentuaron su perfil ama de casa durante un tiempo. Pero un par de años después, un editor desempolvó el manuscritoyia llamó. Supri-mer thríller, fechado en 1920, sólo le reportó 15 libras, pero tan fugaz fue el paso de sus 2.000 ejemplares por las librerías que la editorial acordó un contrato por otras dnco novelas. Gradualmente, Christie se transformó en una profesional puntillosa y e-xigente que escribió, casi hasta su muerte, una novela por año. Paso a paso, se volvió habilísima en esto de dar al lector lo que esperaba de ella. "Agatha sabe jugar de un modo diabólico con la curiosidad humana, destilando la informadón con cuentagotas hasta la exdtadón final", escribió su biógrafa Janet Morgan. "Tiene la habilidad delidosa y enervante de ej e-cutar los crímenes más despiadados con una grada exquisita, como si matar fuese un ritual comparable al de sorber una taza de té". Pero no todos fueron elogios. Muchos han juzgado su obra con dureza: "mala escritura", "personajes estereotipados, de pobre dimensión psicológica", "fórmulas repetidas". Críticas atendibles, que Agatha siquiera discutió: "Si pudiera escribir como Elizabeth Bowen o Graham Greene saltaría hasta el délo de contenta -confesó ella en su autobiograa con conmovedora honestidad-, pero he aprendido que yo soy yo, que puedo hacer aquello que cae dentro de mis posibilidades, pero no lo que desearía hacer".

 Se manejaba cómoda en el terreno de las letras y tomaba distanda de aquellos ámbitos que desenmascaraban sus limitaciones e inseguridades: de niña, frecuentaba poco a sus coetáneos y pasaba largas horas refugiada entre las páginas amarillas de la biblioteca paterna, devorando libros de aventuras y novelas de misterio, siempre a solas con su fantasía. "Era dicil encontrar a Agatha riendo con la boca abierta en un lugar público -reza una autobiografía-. Tenía malos dientes y estaba muy pendiente de sus defectos sicos. Sufrió por su gordura y siempre cuidó mucho su apariencia. En realidad, le preocupaba la apariencia de todas las cosas: necesitaba que el mundo fuera un lugar seguro y ordenado". A Agatha la obsesionábanlas formas. Además de una implacable creadora de crímenes yfechorías, era, sobre todo, una retraída y gentil ama de casa anglosajona. Amante de la buena mesa y respetuosa a ultranza del/we o 'dock tea, dedicaba horas al cuidado de sus flores y o-diaba conceder entrevistas. "Lo más agradable de la escritura,cuando ya se había convertido en un trabajo del que me habría escapado si hubiera sabido hacer otra cosa, era lo vinculado con el dinero -confesó-. E-so estimulaba mi producción. Pensaba: 'Me gustaría derribar el invernadero y hacer una galería en la que podamos sentamos'. ¿Cuánto costará? Hacía mis cálculos y me iba a la máquina de escribir". Mal no le fue: a la hora de su muerte ya había ganado 30 millones de dolares. Agatha era disciplinada con la escritura, pero la consideraba una tarea como cualquier otra. "Soyunamáquina de hacer salchichas -se animó a decir-. Siempre pienso que pronto se terminará el material, pero no termino un libro y ya tengo ideas para otro". La pendiente. La Christie también tuvo su misterio privado. En 1926 salió de su casa sin dar explicaciones y sus huellas se perdieron durante días. Su desaparidón conmovió hasta al gobierno y Scotland Yard y la prensa no tardó en especular el más apasionante de los thrillers: ¿Adulterio? ¿Aborto clandestino? ¿Secuestro? ¿Suicidio? ¿Maniobra publicitaria? Pasaron 11 días. Cuando todos barajaban la posibilidad de su muerte, una empleada de un lujoso hotel inglés llamó a la Policía diciendo que u-na señoramuyparedda se hospedada en el lugar. La famosa escritora se había alojado con un nombre falso el de la amante de su marido!) y, entre baños de sales y partidas de bridge, seguía en los periódicos los avalares de su propia desaparición. ¿Qué había pasado? La muerte rédente de su madre había significado para ella una tragedia personal importante y Archie le había anunciado, sin demasiados detalles, que pensaba dejarla por otra. Cuando la encontraron, Agatha declaró no recordar nada y los médicos diagnosticaron que había sufrido un ataque de amnesia a causa de una crisis de nervios. Nadie supo nunca qué pasó en realidad y ella no volvió a hablar del tema, ni siquiera en su autobiografía. A contramano de sus fic-dones, el misterio se perpetuó: jamás descubriremos lo que Agatha Christie decidió escondemos.

 El divorcio de Archie fue inevitable y la recuperadón de Agatha, sorprendente. Tras quedarse con el apellido de su ex, decidió tomarse el Orient Express (el legendario tren que une Europa con Asia) y recorrer parte de Oriente. Partió sola hacia Bagdad y al tiempo se casó con el arqueólogo Max Mallo-wan, 15 años más joven que ella. Toda una osadía para una mujer, allá por los años 20. Desde entonces, Agatha acompañó a su segundo marido a todas sus expediciones, en las que se ocupó de restaurar cerámicas y catalogar piezas. Los encantos de Oriente la cautivaron por el resto de su vida. Siria e Irak se convirtieron en su lugar de residenda habitual durante años y fueron escenario de algunos de sus libros más famosos. Casi medio siglo pasó Agatha junto a Max. Su segundo matrimonio fue uno de los grandes logros de su vida: una relación llena de humor, compli-ddad y aventura. "No puedo ofrecerte más que una vida de arqueólogo que pasa su tiempo desenterrando muertos", se excusó el joven al pedir su mano. Pero ella replicó: "¡Pero qué dices! ¡Adorólos cadáveres!" Sin embargo, quien asesinó ingeniosamente a unas 300 personas con su lápiz, odiaba la sangre y sabía mantenerse, con paqueta coquetería, al margen del morbo y la violenda innecesaria. "No sé nada de pistolas o revólveres. Por eso mato a mis personajes con un objeto contundente o con veneno. Es más pulcro y aseado". La moraleja en la que insisa la Christie en cada uno de sus libros podría no ser necesariamente de índole moral. El asesino no pierde porque sea "el villano": pierde porque se equivoca, porque es menos inteligente que sus cazadores. Siempre elegante con su cabellera plateada, sus ojos claros y su discreto collar de perlas, Agatha Christie se pasó la vida inventando maneras de asesinar al prójimo y hasta llegó a fantasear con su propia muerte en más de una ocasión: "Probablemente viviré hasta los 93, volveré loco a todo el mundo con mi sordera, me pelearé violentamente con alguna enfermera y la acusaré de envenenarme", adelantó en su autobiografía. Pero no. La reina de la intriga no pudo anticipar el enigma de su muerte: luego de haber estado un año postrada en una cama por una fractura de cadera, falleció a los 85 años -el 16 de enero de 1976-, y en la intimidad de su familia

La más vendida

LA OBRA COMPLETA DE LA CHRISTIE LLEGA AL PAIS

A veintiséis años de su muerte, Agatha Christie sigue siendo uno de los mayores test se/tere de la Historia. Según la UNESCO, es la escritora más traducida del mundo, superando al mismísimo Shakespeare y a la Biblia. Además, ya vendió más de dos mil millones de copias (menos que Dios, pero más que William)yfue traducida aun centenar de idiomas. Pero eso no es todo: sus obras siguen vendiendo 8 millones de ejemplares por año. Libros como Eran diezindiecitos, Crimen en el Expreso de Oriente, Muerte en el NiloyTestigo de cargo, entre muchas otros, se reeditan desde hace décadas con un éxto garantizado. Además, varios de sus grandes éxitos editoriales han sido llevados al cineyalteatro, con excelentes repercusiones: la obra de suspenso La Ratonera, por ejemplo, debutó en teatro en 1952ytoda-vía sigue en cartel. En Argentina, su obra completa acaba de ser lanzada por la Editorial P/a-neta, que organizó en importantes librerías un ciclo de charlas bautizado Queremos tanto a Agatha, en el que destacados representantes de la cultura compartirán con el público o-piniones y lecturas sobre la famosa Duquesa del Crimen. El 25 de marzo a las 19 horas, en la librería Yenny del shoppingUnicenter, participarán los escritores Juan Sasturain y Guillermo Martínez. Yel martes 26 a las 19.30 horas, en la librería El Ateneo (Santa Fe 1860, Capital), dialogarán con el público Vicente Battista y Marcelo Birmajer. A partir de mañana, las 79 novelas de suspenso de la gran Christie y su extensa autobiografía estarán a la venta aun valor de 8 pesos cada u na.